Érase una vez en un reino muy lejano, un rey con tres hijas. Tres princesas, luz de sus ojos.
Don Félix, se dirigía todos los días desde muy temprano a cumplir sus labores como rey. Su esfuerzo de mantener a todos contentos, y nunca faltar el alimento en su mesa.
Tenía por esposa a una gran mujer, cuya misión, era hacerlo el hombre más feliz del planeta. Y vaya que lo ha logrado.
Las tres princesas eran sus musas, su mayor motivo. La razón de trabajar día tras día sin parar.
Un día , despertó con una nueva visión. Vendería aquél reino y se dedicaría al trabajo del campo. Tenía miedo de aquél cambio, miedo que sus hijas y esposa lo abandonaran ante tal decisión.
Su mayor sorpresa : Sus hijas y esposa lo apoyaron a que vendiera el reino donde habían vivido por tanto tiempo, donde jugaron y crecieron…
Al pasar el tiempo , el rey se marchó al campo, donde vive felizmente con su esposa. Sus tres hijas quedaron en la ciudad, formándose profesionalmente. Para ellas no hay un día donde no piensen en su Rey, en su Reina y todos los sacrificios que se tienen que hacer para dirigir a una familia (Reino), siempre esperan ansiosas la fecha donde puedan ir a visitar el Reino de Don Félix. No es un castillo, ni mucho menos un palacio; es una casa acojedora, con una vista llena de colores mágicos, donde reina la paz, el amor, la tranquilidad y la unión familiar.
Dedicado con mucho amor a mis padres (Rey y Reina de mi vida) cuya labor siempre ha sido el trabajo, sacar a sus hijas adelante y no rendirse jamás.
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