Llevaba años trabajando como monitor en un internado de jovencitos, que desde los rincones del altiplano vienen a aprender de ciencias y de la vida misma. Tenia una vida tranquila y feliz, pues allí también vivía «ella» mas conocida como Julia, encargada de lavandería, sin duda una mujer idónea desde que la conocí. Nos veíamos siempre y con acciones decía amarla, al vivir en décadas de los 70 robarle un beso o un abrazo era blasfemia. Solía escribirle cartas y yo amaba sus respuestas escritas.
Mas un día tuve que partir por una vida mejor a la capital, volvería y ella lo sabia. No sé que paso pero sus respuestas escritas no llegaron más, sentí una decepción tonta, que durante semanas, meses y años guarde en mi corazón. Al regresar fui a buscarla tenia que saber su verdad, al verla mi corazón se altero, me dirigí hacia ella, me vio, giro su cuerpo curvilíneo y se fue. Mi decepción se agrando, totalmente destrozado camine hasta lo mas alto de un cerro y lloré. Durante el vuelo de vuelta a casa me había prometido casarme, Julia me evito y esa acción lo decía todo. En mi región había muchachas muy agraciadas y pensé en Antonia una amiga del colegio que siempre estuvo enamorada de mi, me puse guapo y salí a buscarla, halle a su cuñada, sorprendida me dio un gran abrazo, pues era muy apreciado en su familia, pero tal cual mujer de negocios empezó a regañarme, porque nunca había respondido las cartas de Antonia, mire al suelo aceptando mi culpa pero aun decidido con que ella fuera mi mujer, respiro profundamente y dijo que en su decepción acepto casarse con uno de mi amigos. Otro golpe a mi corazón, las dos mujeres que eran especiales para mi las había perdido. Adolorido del corazón volví a casa y en medio de la plaza vi a esa mujer que en mi juventud me había robado suspiros, era Julia, la vi tomada del brazo de un hombre de buen porte, ambos tenias aros en el dedo anular. ya tenia el corazón completamente destrozado, pero ver algo así, simplemente me mató. Sin decir nada, tome mi maleta con rumbo al aeropuerto, partía y no tenia pensado regresar nunca más. Perdí.
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