Marcos se peina, se pinta los labios cuidadosamente y decide que el mejor complemento serán esos pendientes rosas. Familiares, vecinos y amigos se preparan para celebrar una fiesta con la ropa que creen más adecuada. El padre presenta a su mujer, su hijo el celebrito y su hijo el travieso cuando, sin que nadie lo espere, baja las escaleras del salón Marcos vestido de princesa. Su padre lo presenta como Marquitos el bromista.
La madre de Marcos escusa ante su abuela el comportamiento de Marquitos. Con una actitud amable, cooperativa, comprensiva y cariñosa comenta que es habitual a la edad de siete años jugar con su identidad. Hace años leyó un artículo de Pearson que refería el sexo como una categoría biológica, masculina y femenina, identificando a quien corresponde el cromosoma XX o XY. Marcos busca su identidad sexual y cree que su cromosoma es una cuestión de mala suerte. Es niño ante la ciencia y niña ante Dios por un error científico porque cree que por perder la X es XY. El sexo influye en el autoconcepto y aunque hayan cambiado los clásicos conceptos de hombre y mujer, no es menos cierto que el día a día muestra que siguen existiendo mentalidades que no admiten estos cambios. Los padres de Marcos no conciben la actitud de Marquitos y deciden que inicie un tratamiento psicológico para la cura de un sueño, aquél sueño tan profundo como la más íntima personalidad que desnudaba el propio Freud.
El colegio donde asiste Marcos concibe comportamientos excéntricos, los compañeros de clase se burlan, el jefe de su padre lo despide, los vecinos se distancian, entendiendo todos que Marcos no es el bromista como lo presentó su padre, es “el desviado” y hay que alejarse. Marcos debe realizarse como hombre y su desarrollo personal debe estar marcado por actitudes masculinas. El concepto de familia debe verse en relación con todas las nuevas estructuras y criterios para reconocer la existencia de una familia, la orientación sexual y género de sus fundadores, por lo tanto, familia hay una, pero criterios y estructuras no. Aquellos que basan el concepto de familia en un término anacrónico y obsoleto muestran sus genitales culturales. Marcos siente que habría que repensar el concepto de familia porque no satisface ni a los miembros de su familia ni a ningún miembro, incluso las bases y los valores que pretenden proteger deben ser repensados, pero es dependiente física y emocionalmente de ellos. Debe procrear como hombre ante la familia como grupo social que nace y se constituye por la simple voluntad de sus fundadores, con intención de perdurabilidad y con fines de guarda y protección recíproca. La familia como institución básica de la sociedad que procura el bienestar entre sus miembros engloba un amplio aspecto de vínculos familiares cobrando importancia la integración en ella de cada miembro desde su nacimiento, ya sea por ser una apariencia de familia ya sea por relaciones biológicas.
Marcos tiene miedo y está sometido a la prohibición de ser niña desde que su madre le cortó el pelo, su padre cambió el lugar de residencia y su abuela se distanció al ver vulnerado el derecho a la no discriminación, el derecho a la igualdad, derecho a fundar una familia y el derecho a la procreación. El derecho de muchos es el sueño de Marcos. Si Marcos viera protegida su libertad y su desarrollo de la personalidad debería ser libre de elegir. Si Marcos viera protegida su moral el control sobre su capacidad como mujer sería mayor y la sociedad, más allá de si lo concibe como moral o inmoral, no podría vulnerar su dignidad. Marcos se sentía dependiente en su modo de incorporación a la familia.
En el nuevo mundo digital es preciso crear paraguas que cubran del vapuleo y defiendan aceptar un sentimiento ante la complejidad del pensamiento. Es un rasgo tradicional creer que todo se debe saber cuando cada uno ya tiene bastante con saber lo que sabe o cuando ya se todo lo que necesito saber. La postura de algunos es cuestionar, presentándose como el profesor que echa la bronca a los alumnos de primera fila por no venir a clase cuando son ellos los que están en clase. La postura de otros es avanzar, como un campo devastado donde trabajando se cree poder conseguir alguna cosa. El problema discurre entre el conocimiento y el no debate. Si la igualdad es de todos no se puede jerarquizar y si la igualdad existe para todos no pueden existir igualdades secundarias. El concepto de familia no satisface y el concepto de igualdad ha de repensarse, por cuanto la igualdad de todos cuando funciona es supletoria y cuando no funciona es la idea general.
Se precisa un nuevo aprendizaje de la sociedad, armonizar las respuestas y designar a aquellos que con empatía y confianza promuevan el reconocimiento y desarrollo personal entre iguales con independencia de su sexo, con los mismos derechos y deberes ante el valor y el reconocimiento. Huir de aquellos cuyo objetivo es ignorar y castigar. Huir de la indiferencia, el menosprecio y la incomprensión. Un día salir corriendo como Marcos del vapuleo sexual en busca de los terceros de confianza.
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