EL CONSERJE
Iba yo muy tranquilo para mi trabajo de vendedor, el cual desempeñaba en una empresa de Desengrasantes y anticorrosivos, cuando me dí de cuenta que era la 20° visita que hacía sin vender nada.
En la casa donde vivía en Antímano, ya debía de mudarme, aun cuando no me habían mandado a ir a otra parte, pero por lógica debía de hacerlo, ya que estaban comenzando a sumarse dos meses de renta sin cancelar.
Al llegar a la casa le dije a mi mujer que no había vendido nada y que nuestra situación era desesperante, lo poco que conseguía era para medio comer y pagar pasaje, pero no daba para más.
A pesar de que la casa era de la tía de mi esposa, era preocupante la situación, porque dicha señora dependía del alquiler de esa casa para sobrevivir.
De repente suena el teléfono y era una amiga de mi esposa que le dice si queremos irnos para Caricuao para trabajar de Conserjes en un edificio, con vivienda y pago de sueldo mensual.
Sin pensarlo dos veces le dijimos a la tía que nos mudaríamos en dos días, ya que yo tenía un señor amigo con una camioneta que nos haría el favor de hacernos la mudanza.
Efectivamente en ese espacio de tiempo nos trasladamos a Caricuao en la camioneta de mi amigo y como era poco lo que teníamos, con un solo viaje bastó para trasladar los pocos muebles que teníamos.
Era para un edificio de 20 pisos que nos íbamos, debíamos limpiar todos los días las escaleras y pasillos, más los ascensores, el patio de la basura y toda la parte baja del edificio.
Estando trabajando allí fui a buscar mi último sueldo de la empresa donde trataba de vender sin poder y cuando estaba cobrando mi cheque, un vendedor me saludó y me preguntó que como me iba y le dije que mal, ya que hasta el día de hoy estaba allí por no haber vendido nada, sin embargo tenía una oportunidad de seguir tratando de vender pero sin sueldo, en eso el vendedor me pregunta si deseaba trabajar de vendedor en una fábrica de pegamentos visitando ferreterías, fábricas de muebles y ventas de útiles escolares, le dije que sí, me dio una tarjeta y me manifestó que dijera que iba de su parte, que yo era amigo de él y me recomendaba.
Ese mismo día fui a la empresa que se llamaba Industrias Nacionales Leros y estaba situada en La California Sur y allí me recibió de inmediato una señora anciana y me dejaron trabajando desde ese mismo día.
Al otro día me levanté temprano e hice mis limpiezas, me bañé y salí a trabajar en mi nueva empresa, allí todo era nuevo paramí, me habían dado los archivos de clientes para que los revisara y fuera sacando los que correspondían a mi zona de trabajo, que era por Baruta, La Trinidad y el Centro de la ciudad.
En verdad era un trabajo muy agradable, ya que visitaba las ferreterías y papelerías y hacía los pedidos para luego llevarlos a la empresa al otro día. Me pagaban quincenalmente unbuen sueldo y tenía comisiones mensuales por mis ventas más las cobranzas que hiciera.
Como yo tenía un carrito Volkswagen en malas condiciones, en el acto hice negocio por otro más moderno y ya tenía carro nuevo, me había cambiado la suerte de un día para otro.
Al llegar al edificio le dije a mi esposa lo que me había pasado y ella se contentó, ya que la situación en el apartamento estaba insoportable.
Como era una construcción de 20 pisos, yo comenzaba a limpiar desde el piso 19 a las 4 de la mañana y cuando iba por el piso 15 desde arriba lanzaban una bolsa de basura que regaba todo lo que había limpiado con todo su maloliente contenido, teniendo que volver a subir para limpiar, esto lo hacían todos los días y aquello me tenía molesto.
Como había dos ascensores, mi esposa limpiaba uno mientras el otro subía y cuando el mismo llegaba estaba lleno de basura, teniendo que limpiar a cada rato los ascensores.
El colmo fue que en una fiesta que hicieron un sábado, el edificio amaneció el domingo completamente sucio de vasos y comidas regadas por todas partes, pero ese día erade descanso para nosotros y como salimos, cuando llegamos en la noche nos estaban esperando los de la Junta e hicieron una reunión.
En la misma dijeron que desde ese día domingo tendríamos el día de descanso los miércoles, cosa que el próximo domingo tendríamos que trabajar, yo levanté la mano y pedí la palabra para decir que no aceptaba ese cambio y que entregaría el apartamento el próximo martes y ese mismo día nos mudaríamos.
Realmente no tenía necesidad de estar trabajando de conserje y para colmo mi esposa estaba en estado, no podía seguir laborando en esas condiciones.
El domingo siguiente fuimos a la Capilla y sin que se lo preguntara un hermano mío llamado José Dolores me dijo que mi madrina estaba alquilando una casa en Sarría. De inmediato bajé hasta donde ella vivía y me entregó la llave de la casa que me alquilaba, le dije que no tenía aún el depósito pero no le importó, que cuando cobrara le llevara la plata.
El precio del alquiler era de 300 mensual, el cual me pareció muy bueno y podía pagarlo sin problemas.
El martes como lo planteé nos mudamos para esa casa, la cual tenía una sala, un cuarto con su baño al lado y en la parte de abajo un salón inmenso para cocina y cuarto para la hija y su abuela.
En esa misma semana me llamaron de la oficina de mi trabajo para decirme que estaban muy contentos conmigo y habían decidido aumentarme el sueldo en 300 mensuales más, exactamente lo que tenía que pagar en la casa donde me había mudado.
¡Qué Grande es JESUS, MARIA Y JOSE¡
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