Haciendo veneno a los cinco años

Haciendo veneno a los cinco años

aurea roa marco

16/09/2018

Álvaro y María vivían en un ático con una gran terraza, tenían cinco y siete años, una perra que se llamaba Fosca, dos tortugas y un pez. Su madre cuidaba las flores y ellos disfrutaban; allí jugaban con agua, pintaban y andaban con su bicicleta y triciclo haciendo grandes carreras.

Por la noche les gustaba ver las estrellas y descubrir con su padre la Osa Mayor aunque Álvaro todavía no había visto nunca ninguna osa; también les gustaba ver pasar los aviones por el cielo y la estela que dejaban al pasar.

Un día cenando oyen a sus padres comentar que la casa se queda pequeña y que van a incorporar la terraza, así María tendrá una habitación para ella y el salón será más grande.

Pasa el verano y empieza la obra, toda la casa patas arriba y por fin la casa queda más grande. María tiene su habitación y duerme sola, en la sala hay un gran televisor, pero ya no tienen la terraza donde lo pasaban tan bien y tanto ellos como Fosca la echaban mucho de menos.

Un día estaban con su madre en la sala viendo los dibujos animados esperando a su padre para comer; de repente Álvaro grita: _ ¡María mira! tenemos dos ratoncitos_ y señala la librería; por encima se paseaban tranquilamente dos ratones pequeños, los niños se ponen muy contentos: _ ¡mamá! mira tenemos ratones_

Su madre deja de coser y mira hacia donde señalan los niños, da un grito y se pone nerviosa, coge el teléfono y llama a su marido: _Ven enseguida, tenemos ratones_. Los niños no entienden que se ponga tan nerviosa y los tenga miedo y tratan de tranquilizarla: _mamá si son pequeñitos y no hacen daño, están jugando_, le tranquiliza Álvaro, pero ella apaga la tele, les hace salir de la sala y cierra la puerta. Llega su padre, entran en la sala con él y muy contentos le cuentan que son pequeños y que están jugando encima de la librería. Ve que sobre el techo de la terraza hay un agujero y los ratoncitos han salido por ahí. Tranquiliza a la madre y le dice que tapará el agujero y comprará unas trampas.

Los niños se quedan tristes y no comprenden que los vayan a matar. Su padre les explica que los ratones se comen los libros y traen enfermedades y ellos se acuerdan de su hámster, lo que jugaron con él y lo que lloraron cuando se murió. También recuerdan el ratoncito Pérez que le trajo regalitos a María cuando se le cayó el diente, ahora se enfadará y no volverá y a él todavía no se le ha caído ningún diente… No entienden porque estos van a ser malos y los tienen que matar, se quedan tristes.

Ven como su padre prepara las trampas y pone el queso, están enfadados. Los ratoncitos no bajan al suelo, corretean por la encimera de la librería, ¡que daño van a hacer! Al día siguiente oyen decir al padre que los ratones han pasado olímpicamente de las trampas, _quizá son muy pequeños y no llegan al queso, voy a tener que comprar veneno, pero hay que tener mucho cuidado con los niños_.La madre está nerviosa y no les deja pasar a la sala.

Álvaro pregunta a su padre que es eso del veneno, este se lo explica y les dice lo peligroso que puede ser para ellos si lo tocan. Álvaro se queda pensativo y le dice a María: _No te preocupes nosotros vamos a hacer veneno, pero bueno y lo cambiamos por el que traiga papá y los ratoncitos no se morirán. Tenemos que ver donde pone papá el veneno y lo cambiamos por el nuestro y a los ratoncitos les gustará y se pondrán grandes_ así lo hicieron y los ratoncitos estaban tan felices sobre la biblioteca y su madre veía como disminuía el bote del cola-cao, la harina y el pan rallado y no entendían lo resistentes que eran los ratoncitos al veneno. Un día su madre les pilla en el cuarto de baño preparando el veneno para los ratoncitos y pone el grito en el cielo, entre tanto su padre había dado parte a la comunidad para desratizar y así terminaron con los ratoncitos que cada vez se hacían más grandes.

Álvaro y María se han hecho mayores. María ahora hace fórmulas magistrales y Álvaro ha abandonado la alquimia y es comentarista de fútbol y les siguen gustando mucho los animales, en su casa ya no hay ratones. Y todos los años llega una empresa para desratizar.

15, de junio 2015

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