Esta es mi familia.

Parecemos gente honrada, incluso respetables.

Pero hoy tendremos dos duelos, uno al amanecer y otro hasta que se curen las heridas.

No daré pista de quien narra estos párrafos, tendréis que leer hasta el final.

Podréis juzgarme cuando acabe, pues entre los míos hay maleantes, asesinos, pobres románticos, curas sin corazón, bellas prostitutas y hasta algún político cirujano…

Tiempos duros de hambre y penurias, también de oportunismo.
Hablaré de mi clan.
No dispongo de mucho tiempo.

No puedo explayarme, mirar sus miradas a lo mejor con eso os baste.

Pero mejor hacerme caso, pues los conozco como si los hubiera parido.

Como veis alguien lleva el bastón, pero eso no quiere decir que tenga el mando.

Lucy la gorda y matriarca, a la vera del general, el que presume de medallas y bandera. Ella como dómina del clan, resplandece entre todos, por encima, sus dos sicarios más crueles, uno sin pelo y otro con peluquín.

Un sacerdote apoya la mano sobre el hombro del gordo contable, secreto de confesión,

La hija de Lucy, la mira con resentimiento, de brazos cruzados aguanta su odio a toda la familia, la casaron a la fuerza con el mejor pistolero.

Si saca su mano de debajo de la chaqueta, un 38 será lo último que veas. Su apodo »Easy Trigger», al pistolero le gustan más lo hombres, pero Madan Lucy pensó que todo quedaría en familia. No podía evitar que Andy su sobrino, luciera sus cuellos de pieles y plumas en las fotos, pero lo más alejado posible de su yerno.

Un bonito cabello rubio destaca entre todo, posa encima de la muerte, no es casualidad.

Es Susan, bonitas curvas, dulces pechos y siempre dispuesta.

Esta noche tendrá su respuesta, reyerta, duelo, ajuste de cuentas.

El enorme hombre de la pajarita Thomas, tiembla. Se comerá sus cuernos junto a una botella de ginebra , o tendrá valor de dar esos diez pasos hacia delante media vuelta y disparar.

Su rival es su mejor amigo, desde niño le quitaba sus juguetes y le superaba en el colegio, amor y odio la mezcla para un gran combate.

Bebe un gran trago y recuerda más a su amigo que los placeres de Susan.

Y ni un solo misero trago por mí, maldigo a los humanos por su humanidad y odio a la madre naturaleza que me hizo ser una perra.

Pero lameré sus heridas porque es mi amo.

Será si vence, antes tiene que acabar con Jessy, experto tirador.

Brindaré por su muerte y me mearé en su tumba. Pues nunca se mereció a esa mujer.

Y si, puedo cambiar de parecer porque no me atengo a las leyes racionales, solo soy una perra narradora sin alma.

En primera fila los dos gemelos. No son los más listos, hoy serán los padrinos, la cuestión es que todos están enamorados de Susan, y ella solo quiere al jefe de la manada, al macho alfa.

Pero Lucy la matriarca tiene otros planes. Susan se llevará a parte de su familia, pero ella desaparecerá, vendrán más Susan pero la matriarca ya lidio en eso, a los hombres no les dura el duelo, más de diez pasos.

Y Jessy pobre infeliz, se cree el favorito de Lucy, y hoy se pone en su solapa un bonito broche blanco regalo de la matriarca, mal ahugurio gitano lucir sobre tu pecho una diana en un duelo.

Demasiados gallos en el corral piensa el sacerdote, sin saber que sus confesiones son peligrosas en esta familia, con tantas balas perdidas.
Antes de esta foto, los amantes disfrutaron de su momento de gloria, caricias y deshonor, pues no son ni dos ni tres los amantes de Susan.
No todos están dipuestos a morir, por una honra criticable.

Y llegó la madrugada, en la niebla se encontraron, diez pasos hacia delante, media vuelta, todo acaba, no fue un duelo por ella, por su culpa mató a su amigo.

Solo fue un duelo por nada.

Por amor.

Por honor.

Por nada.

La niebla dio paso a la muerte.

Y nadie respeto el duelo, todos desenfundaron su rabia.

Jessy, Thomas, los mellizos, hasta el cura muerto, un masacre, desde entonces…

Susan desapareció en un caballo blanco, montado por un hombre de nombre …….

Lucy siempre viste de oscuro y tiene que beber su té de loto negro cada noche para viajar al cielo azul donde todos son diamantes y rosas.

Y me acurruco a su vera despues de esa maldita foto.

Antes del duelo.

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