Todo el mundo quiere mejorar, ser una persona más loable, o estar a la vanguardia de la última tecnología. Puede que la vieja te traiga montones de recuerdos, muchos de ellos felices… rara vez vuelves a usarla sino es por nostalgia o extrema necesidad.
Digamos que esto no trata de otro absurdo viaje sin sentido.
No es ir a la playa toda la familia masticando el mismo casete por ambas caras durante horas hasta que alguien se le ocurría poner otra. Pasábamos de la cara A a la B y vuelta a empezar. Imposible negar que desde la llegada del mp3, los viajes han mejorado sustancialmente. Pero también se ha perdido dejarte llevar aunque en verdad supieras exactamente a donde ibas.
La vida es el mejor viaje montado en cuatro estaciones.Ante una nueva, surge el recuerdo de las anteriores… memorizando cada parada y pasajero. Inventando los huecos que quedan en medio por inercia, destilando el tiempo de espera en algo que ralla lo productivo, fusionándote con el mundo hasta perder la raza y el nombre.
Después del primer accidente suele llegar el segundo. Es inevitable como el que un cirujano te diga que sentirás molestias tras la operación. Lo bueno va siempre entre dos malas noticias. Así que sin nada que hacer tras una buena suma de puntos, coges la mochila y viajas un rato. Buscando respuestas, conocimiento o alguna persona querida y exiliada.
Yo escogí ir a Targoviste a visitar a un amigo mio.
Llegar a Rumanía es volver al medievo, y no por los vampiros, ni las leyendas. En absoluto por los castillos, es el pasado porque viven un poco más al este que el resto.
Cada viaje tiene su verdadero sentido, una explicación que solo el pasajero conoce y aunque vierta algo de ello en la conversación que tenga con el vecino de asiento. Solamente sus pies conocen donde empieza y termina la historia.
Baje en un aeropuerto de segunda porque me pillaba más cerca. Habían venido a recogerme en una furgoneta mercedes, ¿era acaso yo un cargamento de melones?. El taxista transportaba erasmus como ganado, incluso conocí a dos de sus hijas porque nos pillaba de paso.
La tarifa no fue desproporcionada, era ir a visitar a la familia de un colega que no volverías a ver, pero que servicialmente os llevaba al resto de un lado a otro con un mapa dibujado a base de billetes que no se mojan. Ese sin duda fue uno de los descubrimientos de ese país de donde muchos vienen pero pocos van, básicamente porque ni imaginan las fabulosas pistas de esquí que tienen. Pero claro se tarda mucho para ir y volver en un fin de semana…
Ir al pasado puede ser genial. Cuando te dejan fumar en tu propio vagón privado ya que al revisor se le puede invitar a una cerveza y algo de suelto. Tres leis eran un euro… y con cada uno podías hacer casi demasiado. Comprar un paquete de tabaco costaba cuatro, o tomar una rica Ursus en su formato de litro tres. En fin hasta siendo pobre eras rico. Implícitamente podías llamarte dichoso, porque algunos allí lo pasaban peor que tú.
Conocí a uno que tenia un programa de noticias en la televisión publica… escribía el guión, editaba, grababa, publicaba y mandaba. Todo eso cobrando trescientos euros por sus titánicas jornadas de casi quince horas. Joder casi cobraba tres veces más por mis diecisiete. Gracias al primer accidente viaje mientras me curaba.
Tenía las cicatrices tan recientes que aún mantenían su color intenso y amoratado como una guía de estado actual. Podían pasar del rojo pálido de una mañana cualquiera al amoratado si se mascaba mucha tensión. Llevaba un semáforo-cara donde se informaba al viandante.
Cuando empezaron a hacerme pasillo por las discotecas pregunte un compañero de clase de Troncho, que respondió amablemente al ser mi nuevo amigo por echar un pulso con él, ya que era su único requisito que tenia para conocerme. Tardo como cinco minutos en ganar, y eso que de pequeño debía aparcar los tractores de su pueblo a mano y con dos riñones.
-Pareces de la mafia- dijo…
Yo no pregunte nada más, me pareció más que lógico. Regresamos con la rutina… bebimos tanta cerveza que habríamos llenado una piscina, no olímpica pero sí de jardín y sin gastarse más de una buena ronda de cañas por Madrid… sin llegar a rozar lo que serían las pintas en Londres.
En fin se comía bien y se bebía mejor. Si llegabas a derrochar cincuenta euros en todo un día de abusos es que habías entregado algún billete de doscientos y eso era hasta raro para el que lo recibía.
Conducen por un sólo carril a pesar de tener dos para ambas direcciones. En parte porque el asfalto del otro este más deteriorado, pero en verdad creo que es por la pasión hacia el desastre. No vi ningún accidente y menos estuve involucrado.
Jugaban a cortar el viento los unos con los otros, como si no existieran las dos dimensiones salvo para esquivar el coche que venia de frente. Digamos que es apasionante cuando hace menos de un mes que te quitaron los puntos. Por otra parte lo que no mata engorda y con buena salud y bebida, todo se hace mas llevadero.
Muchas vueltas de campana te hacen perder el ritmo de una conversación, ocurre como con los números de la lotería, nunca sabes cual va a salir porque sino, todos seríamos millonarios y ya nadie jugaría porque los botes serían como lo de los dinosaurios. Por eso el azar es tan divertido, igual que una patada en las pelotas. Solo el que la da lo sabe.
Un viaje es lo mismo. He vivido en más de siete ciudades distintas y viajado a innumerables más. Cada uno es distinto el olor de las mañanas de verano lo bueno es conservar la memoria o al menos el billete, para poder recordarlo a la siguiente estación.
Fin. -Targoviste. Rumanía-.
OPINIONES Y COMENTARIOS
comments powered by Disqus