Esa noche, la playa invitaba, era enigmática, no necesitaba de luz…La luna la había poseído, estaba tan iluminada, que para nada envidiaría lo que en el día su colega sol dejaba apreciar en ella… Las olas platinadas se morían en la arena, una y otra vez… … Las criaturas marinas tenían fiesta…
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Laila y Máximo, caminaban por la extensa playa…Playa que Laila podía recorrer con los ojos vendados… Las olas, la reconocían; su presencia era como la noche. Enigmática entre las criaturas del océano…
…Pues todos ellos, en especial, Silo, una medusa macho, de tamaño descomunal, poco común en su especie; la rondaba diariamente y a escondidas. Él consideraba a Laila como una Ninfa… Ella no lo sabía. Laila pertenecía a otro mundo. Silo era respetado por todas las criaturas marinas. Su tamaño y sus extensos tentáculos amedrentaban hasta a los enemigos más aguerridos. Ninguno se atrevería a enfrentársele. En varias ocasiones, Laila había sido protegida de diferentes especies, que intentaban algún tipo de acercamiento. Todos temían a Silo…
…Siendo Laila absolutamente bella y encantadora dentro del mundo al que ella pertenecía. ¿Por qué razón Silo se enamoraría de ella, si a simple vista podíamos apreciar que no era de los suyos?
Su enigmática figura. Su carisma y su cuerpo, nos remontaban a una criatura del océano. Laila era toda una ninfa. Los vestidos brillantes y bordados en escamas doradas y platinadas, que al movimiento rápido de sus caderas, dejaban vislumbrar una figura esbelta y fina como la de una sirena. Tal vez por esta razón Silo, la consideraba una de las de su especie…
…Todas las mañanas desde muy temprano, Laila, se sumergía en las tibias aguas del océano, atravesando las barreras permitidas, comunicándose con ese mundo desconocido para muchos.
Silo, quedó prendado de su exótica belleza, quien desde entonces se acostumbró a esperarla… A la misma hora. Ella, Laila sin saberlo se convirtió en la luz de Silo, era su despertar… El lo guardaba con sigilo… Ella era su tesoro escondido.
Un día, Laila no llegó en la mañana, pasaron las olas y las horas. Mientras Silo, daba vueltas en los alrededores, su mal humor se hizo sentir… Entrando el ocaso del día, Laila aparece revoloteando en la arena. Silo detectó, su aroma inconfundible. (Aunque pareciese muy loco). Pues él, la olía y la sentía desde las profundas aguas del océano. Laila no estaba sola, la acompañaba otro ser, masculino, perteneciente a su mundo. Esta vez ella se despojó de su vestido caribeño y con ello de sus drapeados dorados. Silo no entendía. Su piel se tornó uniforme, algo inusual estaba pasando. (Laila, se estaba despellejando). Para los seres del océano, los vestidos, no existían, eran su propia piel.
Laila y Máximo corrían hacia la profundidades. El detrás de ella, también despojándose de sus ropas. Ya desnudos, inmersos en el mar; se zambullían y jugaban como delfines, sin darse cuenta de lo que ocurría a su alrededor. Esto era toda una aventura.
La luna se mostraba cómplice y cada vez se sentían más confiados en las profundidades…
… Silo, en el fondo. Observaba cuidadosamente como su ninfa, era atrapada entre los brazos de Máximo… La furia no se hizo esperar… El océano emitía vibraciones, como si se fuera a desatar un huracán. Silo se mecía furiosamente. Los caracoles, los cangrejos, los cazones, entre otros; se escondían detrás de las rocas coralinas. Silo con su gran figura y arrastrando consigo, los largos tentáculos, se abalanzó sorpresivamente hacia la pareja, la cual ignoraba el peligro que los acechaba…
… Laila, fue golpeada por un tentáculo de Silo. Perdió el conocimiento, y se fue flotando hasta encallar en la playa… Mientras tanto, Máximo desencadenaba una batalla con un enemigo no identificado. Hubo forcejeo, hasta que una de sus piernas quedó atrapada por uno de los tentáculos, de Silo. Máximo no pudo zafarse de su enemigo. Silo, perdiendo su tentáculo, perdió su fuerza y se fue desinflando lentamente como un globo. El cuerpo de Silo, se iba hundiendo hasta desvanecerse en el fondo…
…Atrás quedó la tormenta desatada… las aguas recuperaron nuevamente la calma y la claridad de una noche de luna llena.
Ya, entrando la aurora, en la orilla de la playa, Laila despierta asustada, sin recordar exactamente lo que había sucedido. Turbada aún y preocupada por Máximo, quien a lo lejos aparece, dando alaridos… Estaba herido. Los tentáculos de Silo, quedaron atrapados en su pierna, produciendo un ardor que quemaba. Era su veneno y sólo había un antídoto. Lo poseía Laila…
…Laila, al verlo, corrió en su ayuda. Era una tarea sencilla, pero peligrosa. Debía esparcir sus sales minerales ( su orina), sobre la pierna de él; teniendo cuidado de no acercarse a la herida. Presurosa comenzó su labor dispendiosa, todo iba perfectamente bien. Máximo recuperaba su fuerza. Los tentáculos se habían desprendido, todo retornaba a la normalidad. Casi todo…Sorpresivamente, Laila pierde el equilibrio, desplomándose sobre la pierna de Máximo. Los venenos de Silo se impregnan en su piel, Laila desfallece de dolor. Máximo desesperado, repite la misma práctica con su amada y esparce su líquido sanador, haciendo que ella recupere el color natural de su piel… Laila reacciona favorablemente y como si nada le hubiese ocurrido.
Tras el susto, y recuperados, abandonan el lugar… A la mañana siguiente, en la calidez del hogar, sólo un pequeño tatuaje simulando un tentáculo aparece en la pierna de Máximo… ¡Entonces, no había sido un sueño…!
… Mientras tanto, en la playa, el oleaje es suave. En el fondo del mar aparece una roca profundamente azul. Es misteriosa. Simula una medusa, pero sin tentáculos. Desde ese día, todos los buceadores tienen que ver con ella. Es de un azul inigualable… Se le conoce como la piedra de Silo.
Fin.
AUTOR: CLAUDIA HOYOS HOYOS — Claudiah – claudiahoyosh@gmail.com
LOCALIDAD: SUNNY ISLES BEACH-Florida. U.S.A.
LUGAR DONDE SE DESARROLLA LA ESCENA:
SUNNY ISLES BEACH, FLORIDA- ESTADOS UNIDOS.
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