Un Viaje Mazatlán en tren!

Un Viaje Mazatlán en tren!

Ricardo Alcaraz

06/09/2016

Los viajes son siempre anuncios que provocan la gestación de sueños, de emociones, de ilusiones… pero nunca es esto mas intenso que cuando la noticia llega a oídos de un chaval.

Cada año era la misma ansiedad acumulada durante el mes de
Julio, mi abuelita gustaba de viajar en la primer semana de Agosto para
celebrar con su familia el acontecimiento del año, mas importante que la
navidad, su cumpleaños!

Este año me encontraba particularmente ansioso, mi abuelita
me había dicho que nos tenia una gran sorpresa, una que rebasaría la que
habíamos disfrutado el año pasado con el primer viaje en avión que hicimos en la ruta Guadalajara – Mazatlán, un vuelo de 45 minutos que pasó como si
hubieran sido segundos, que emoción poder volar y que emoción mas grande saber que era uno de los primeros de mi salón en hacerlo!

Pero este año sería mejor, mi abuelita lo había dicho, que podría ser mejor que volar? Que ganas de adelantar el día en que nos diga de que se trata.

La casa de mi abuelita es maravillosa, tiene una construcción moderna y amplia, todo es amplio en ella… los cuartos las múltiples salas, el comedor con su fuente rodeada de plantas en un cubo de luz que baña completamente a todos los comensales mientras comentan lo sabrosa que es la comida de Chuy y lo mucho que mi abuelita cuida de mi abuelito.

Ella es una mujer muy guapa, seguramente tiene mas de
setenta años pero se conserva muy bien, lo sé porque veo a sus amigas y todas
se ven viejitas pero ella no, se pinta el cabello de color castaño muy claro y
se pinta sus labios con un lápiz muy rojo, yo digo que se ve hermosa; tiene el
carácter alegre y firme, jamás la he visto perder una discusión… cuando parece que va a perder se indigna y se da media vuelta antes que aceptar que no tenia la razón.

Siempre se viste muy elegante, con falda y medias y zapatos de tacón, le gusta usar blusas blancas y, si hace frio, se pone unos sacos muy bonitos.

Mi abuelito es un hombre muy afortunado, ella lo cuida como
si fuera un tesoro, le cuanta los panes que se come y le detiene la mano cuando va a agarrar uno mas de los que ella cree que debería comer… jajaja si, él reniega hasta ponerse rojo rojo pero al final cede porque sabe que ella sabe lo que le conviene.

En fin, aquel año nos reunimos en la sala azul, se llama así
por la alfombra que cubre todo el piso, esta dividida en dos partes, una tiene
una consola musical, una mesa redonda, alta y angosta con una lámpara grande y hermosa y dos sillas amarillas muy cómodas, dejando un amplio espacio en el centro libre de todo mueble… ese es mi espacio favorito, yo me tiro junto a mi hermano en ese espacio que es como una alberca solida y caliente donde podemos jugar luchitas sin lastimarnos.

El otro espacio es una sala en toda la extensión de la palabra, tiene un sofá grande y dos sillones individuales muy acolchados y de una tela preciosa en tonos verde olivo y gris y amarillo… se ve muy elegante, la mesa del centro es cuadrada y bajita, hecha de madera oscura y con unas patas talladas como si estuvieran dobladas hacia el interior.

Mi abuelita ha tomado su lugar favorito en la sala que es
junto al gran espejo que cubre toda la pared a un lado del sofá, mira a mi
abuelito y este le sonríe, él sabe que ella disfruta mucho este momento.

En los viajes siempre vamos el mismo grupo de personas: mi
hermano, mi abuelita, mi abuelito, Chuy y Yo. Todos estábamos reunidos
esperando el anuncio de mi abuelita que comenzó así.

-Como todos saben el año pasado tuvimos el gusto de viajar
en avión a Mazatlán y creo que disfrutamos mucho la experiencia no es así?

– Si! si! si!
repetíamos todos con afán por hacer que develara ya la incógnita de cual seria
la sorpresa de este año.

-Pues bien, como supe que les pareció muy corto el vuelo y
que no pudieron disfrutar de la experiencia por lo rápido que terminó, este año vamos a hacer que disfruten hasta que se cansen de nuestro medio de transporte… vamos a volver a ir a Mazatlán pero esta vez lo haremos… en tren!

En tren!!!!!! Gritamos mi hermano y yo, estábamos felices,
nunca habíamos viajado en tren pero los conocíamos bien, a menudo jugábamos en las vías del ferrocarril que pasan cerca de la casa, algunas veces poníamos monedas sobre los rieles y esperábamos a que pasaran la ruedas sobre ellas hasta que las dejaban planas y delgadas como si fueran de papel, nos divertía mucho contar los vagones y jugar carreras contra él.

Y ahora por fin nos subiríamos a uno!

El viaje se programo para el siguiente fin de semana y nunca habían sido tan lentos y tan largos los días como los de esa semana… pero por fin llego el gran día!

Salimos muy temprano de la casa, todavía no amanecía, y llegamos a la estación de ferrocarriles muy puntualmente porque mi abuelito decía que el tren no espera por nadie y que cuando dice: Vaaaaaaaamonoos! El que se subió se subió y el que no se quedó! Y no queríamos quedarnos.

Un señor con uniforme nos llevó a nuestros asientos, que diferente era todo, habíamos viajado en autos, en avión y en camión pero en
todos ellos solo platicas viendo al que tienes al lado porque las bancas miran
hacia el mismo lado pero en el tren no es así, es como estar en una sala
chiquita, mi abuelita y mi abuelito se sentaron en los extremos del pasillo
luego chuy a un lado de mi abuelito y yo a un lado de mi abuelita… mi hermano enfrente de mi a un lado de Chuy.

Nos dejaron las ventanas para que viéramos el paisaje y disfrutáramos
mas el camino, que felicidad! Ya estábamos en el tren y veíamos como la gente se apresuraba a subir para que no lo dejaran atrás… y en eso, sonó un silbato muy fuerte y una voz potente gritó: Vaaaaaamooonossss!!!! Tal como dijo mi abuelito el tren comenzó a moverse y dejo a todos los que no llegaron a tiempo.

Que bueno que arrancamos, ahora vamos a disfrutar del viaje en esta hermosa locomotora que nos lleva veloces a nuestras vacaciones de playa de verano! Ya quiero llegar y meterme a la alberca y al mar y jugar en la arena con mi hermano…

Llevaba un buen rato de viaje cuando sentí muy incomodo mi asiento, le pregunte a mi abuelita si podía levantarme y caminar un poco por el vagón y me dijo que si pero que no me fuera a salir de aquí… le pregunté cuanto faltaba para legar y me dijo: jajajajajaja hijito pero si acabamos de salir de Guadalajara! Nos faltan como once horas! Jajajaja

Creí que bromeaba, solo quería hacernos pasar un mal rato
pensé, ah que mi abuelita tan bromista!

Pero salió el sol y luego desayunamos y seguimos adelante y adelante y adelante… tan lento que parecía que podíamos bajarnos a caminar al campo y luego regresar al dichoso tren, luego hizo calor, mucho calor, mi
hermano y yo ya habíamos peleado varias veces pero estábamos tan hartos del
viaje que acabamos por comprender que estábamos atrapados ahí y que mas valdría divertirnos el uno al otro.

Así que empezamos a “explorar” el tren, vagón por vagón
hasta llegar al comedor por un lado y, por el otro hasta segunda clase… que
apretados iban y cuanto calor se sentía ahí! Regresamos a nuestro lugar y
apenas era hora de comer… no por Dios!

Y era bien entrada la noche cuando llegamos a Mazatlán, mi abuelita nos ayudo a bajar del tren y antes de tomar el taxi que nos llevaría al hotel nos miró con su sonrisa burlona y nos preguntó – Que les pareció el tren
hijitos? Ahora no se les hizo demasiado rápido? Lo disfrutaron? Díganme…

Mi hermano no dijo nada, solo se metió en el taxi agotado,
yo en cambio mire a mis abuelitos y a Chuy que estaban muy divertidos con la escena y les respondí:

-No me dejen sin su tren!

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