España, 19 de Octubre de 1940. Los seguidores de Serrano
Suñer han invitado a Himmler a España. Mis padres y yo, un chaval de 15 años,
vivíamos en la calle Fortuny esquina calle Rafael Calvo. Justo al lado teníamos
la oficina de prensa de la Alemania nazi. A escasos metros se encontraba, en la
confluencia de las calles Eduardo Dato y
Castellana, el Instituto de Cultura Alemán, donde mi madre trabajaba
como intérprete con un aceptable sueldo para aquellos años de miseria y ruina
moral. En contrapartida tiene que soportar las lascivias de los sátrapas nazis
que presuponen derecho de pernada. Verbigracia el Famélico Goebbels y su amante
checa, Lida Baaraova.
Evidentemente a mis quince años poco o nada sabía de esos
amargos trances, y desde luego desconocía que en ésos justos momentos estaba
entrando por la Estación de Irún el hombre más ruin del mundo, el todopoderoso
Heinrich Himmler,
el miope pícnico moral, antiguo apicultor que se había encaramado a lo más alto de las Schütz Staffel, el Reichführer de las temidas SS, tropas de negro, con diseño de Hugo Boss en sus elegantes uniformes con calaveras y runas doradas en las solapas de cuellos impecablemente almidonados.
Eran malos, si, pero malos bien vestidos.Un respeto a los malos, que visten de Hugo Boss.
Himmler, pese a su escasa apostura, gozaba de un tremendo poder: decidía en materia de vida o muerte sobre miles de personas. Nosotros
conocíamos a Lazar, un enigmático personaje
, que era el cerebro de la prensa alemana en Madrid. Periodista atípico, tenía el control de todas las noticias en España. Este estrambótico personaje le había tirado los tejos a mi madre, primero en el CuartelGeneral del NSADP en la calle Zurbano,cuando ella traducía una de sus crónicasque enviaba al Völkischer Beobachter, mi madre, una morena poderosa salida de un cuadro de Julio Romero de Torres le paró los pies; luego Lazar volvió a lacarga dos días más tarde en el Club Social Alemán sito muy cerca de nuestra casa ( nadie en Madrid sabe ahora que edificio es pese a pasar por delante deél cientos de veces, pero eso es otra historia que no desvelaré ahora) . Dicho
club estaba cerca de nuestra casa y pese a la cortés negativa de mi madre,
Lazar volvió a la caza en plena misa en la Iglesia de San Fermín, sita en la
calle Alfonso X .Esa vez mi madre se lo dijo a mi padre, gallego tranquilo y
juicioso. Alto, hepático y bizarro, puso a Lazar en su sitio. Pero no
adelantemos acontecimientos.
Si insisto en estos detalles geoposicionales es porque, pese a todo este tiempo transcurrido, más de 70 años, sigo teniendo vivo en mimemoria aquellos extraordinarios acontecimientos que marcaron mi vida, pero nome acuerdo si esta mañana me cambiaron el pañal, pero recuerdo perfectamente eluniverso emocional de un chico de 15 años y cómo mis padres, deseosos de aliarse con los ganadores y darme un porvenir, no dudaban en hacer una intensavida social .Incluso visitaban tanto la Oficina de la Gestapo, sita en la confluenciade calle Ayala y la Castellana o la embajada alemana, sita en Castellana, 4. Mipadre era empleado de SOFINDUS, una
empresa que aglutinaba la mayoría de las importaciones de wolframio español, tan necesario para la economía de guerra del III Reich.
Mi padre conocía bien al embajador alemán, pero tenía un as en la manga. Practicaba el galleguismo de ser agente doble y mantenía unas
apacibles relaciones con Don Samuel Hoare, el embajador británico que tenía su
residencia en la Calle Fernando el Santo y, de forma anónima se reunían en la
oficina de prensa Británica en la calle Orfila. De facto mi padre ganó muchísimo
más dinero de los Hijos de la Gran Bretaña que de su trabajo en SOFINDUS. Hoare igualmentecompró voluntades de diversos generales franquistas,como el General Jordana,
impidiendo que España entrase en la Guerra al lado del Eje. Esto ahora se dice
fácil, pero un buen montón de libras esterlinas cambiaron de mano, pero no
olvidemos que Inglaterra estaba en ésos momentos luchando sola contra la bestia
fascista y que los rumores de una invasión alemana era inminente, la llamada
Operación Seelöwe(León Marino).Los rumores y los espías aliados eclosionaban en el llamadoSalón Embassy,
situado en al lado del edificio de la Compañía General de Lana,pegadito a Castellana 8. Se rumoreaba que Himmler, conocido hermeneuta y esotérico, tenía la intención de llevarseuna poderosa reliquia que aglutinaría la hegemonía de laraza aria imbricada en leyendas nórdicas de superhombres, todo ello bien agitadocon las ideas de Haushöffer y la teoría del superhombre del filósofo loco. Svastikasy Nietzsche desvariando: peligroso cóctel. Me duele la pelvis de tanta emoción.
Por mi padre, lector de todo tipo de prensa sabíamos que en cuatro días iba a producirse el evento del año: visita del Führer Hitler a Franco, en Hendaya. El malvado Reichführer de las SS había viajado antes y preparaba dicha entrevista, pero en realidad,aceptado, porque le interesa se hacerse con el objeto sagrado más precioso detoda la Cristiandad: El Santo Grial.
A mi padre le indican que el Vaso sagrado está en la Abadía de Montserrat, la Moreneta.
Luego supimos que era una maniobra de desinformación del astuto Hoare, porque el Cáliz Sagrado en realidad estaba bien custodiado en una capilla de una Iglesia en Valencia. Rumores depravados, siseos,conversaciones sotovocce, musiquilla de ambiente retro, camareros bailando sobre pulcros mocasines y glamour cutre, en medio del humo y ambiente decadente en el Embassy
sugieren que la persona clave es el Abad de Montserrat. Que no estaba por la labor de dejar que la reliquia cambie de manos. Aquel que la posea, tendrá un poder omnípodo. Jorge Pujol y su banda de mafiosos bien que lo usaron para trincar dinero público a espuertas.
Pero no adelantemos acontecimientos.
(¿Continuará?)
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