¿Quién es Max Röländer?

¿Quién es Max Röländer?

Harpo

05/06/2016

-un hombre se despierta en el medio de la noche y le pregunta a su esposa ¿Quién soy? y ella, cariñosa, responde:: mi marido, eres mi marido. Por la mañana en el desayuno le hace la misma pregunta a su hija y esta, desconfiada, contesta: mi padre. Eres mi padre. Acosado por la duda acude al médico y le confiesa sus temores y el médico, condescendiente, responde: mi paciente, usted solo es  mi paciente. Después de estar todo el día en el trabajo siendo un empleado  más regresa a su hogar y antes de cenar llama a su anciano padre y repite la pregunta: mi hijo, responde la voz al otro lado del teléfono, eres mi hijo. Ese pobre tipo sube al baño y se desnuda y tras llenar la bañera se contempla en el espejo y lo que ve le asusta tanto que se secciona la carótida con la cuchilla de afeitar.-

-Y eso, ¿es un chiste?- pregunté.

-No lo se- me contestó Dani encogiendose de hombros- pensé que tal vez vos lo entenderías.

-No pienses tanto, Dani-

Nuevas entradas hacían acto de presencia. Arrastraban las maletas y achinaban sus ojillos desconfiados, inspeccionando todos los rincones de la recepción del hotel. A Dani le tocó atender a una pareja joven, ya medio bebida. A mi me tocó un prototipo precalvo solitario. Procedí a comprobar la reserva, documentación en mano. Todo en orden. Habitación 740. “Un momento caballero” tecleé los datos en el sistema. “Tengo tiempo, estoy de vacaciones”. Siempre contestaban lo mismo. Tecleo el nombre: Max Röländer y pulso f4. Cinco coincidencias. Desvío la mirada del destello fotovoltaico de la pantalla al hombre que atiende, aturdido, al otro lado de la barra. Sus bermudas a rayas y su camisa a cuadros todavía están impregnadas del olor de la tienda. Compruebo que no es ninguno de los otros cinco Röländers que aparecen en mi pantalla. Todos nacidos en años diferentes, en partes diferentes del mundo, todos desconocidos que compartían un nombre heredado de un Max Röländer primigenio y ante mí, la sexta reencarnación. ¿Qué había de especial en ese tipo si ya habían pasado cinco Max Röländers en el mismo hotel antes que él; haciendo las mismas cosas que había hecho él, tal vez… compartiendo la misma cama que ocuparía él? 

¿Quién diablos era Max Röländer? Le observé alejarse hacía los ascensores. Diluyéndose en el espacio. 

Los destellos de luz solar rotaban en el hall revelando la incesante lluvia de polvo que todo lo cubría. Día tras día, empalmaba turnos sin hacer muchas preguntas. En su sillón habitual junto a la ventana con vistas a la playa, la entrañable Frau Retke disfrutaba de la compañía de los protagonistas de sus novelas rosas. Se regocijaba y se la oía murmurar, sonrojada a partes iguales por la lectura y el jerez. A su alrededor, comparsas de todas condiciones deambulaban por el hotel confundidas por el calor, preguntando obviedades, mientras intentaban esclarecer su destino inmediato. Abrazaban los lugares comunes del imaginario turístico, para enfrentarse a las imágenes incordiantes de lo desconocido. Para que funcionara, todos nos ceñíamos seriamente a nuestro papel.

Fue la traqueotomizada voz del señor Trockenfluss lo que me despertó del ensueño. Respiraba el menda por un tubito que ocultaba entre el cuello de la camisa. Aspirante a tenor maldito, decía haber estado en la Scala de Milán, seguramente cuando los alemanes se retiraban de Italia. Y ahora se resistía a palmar engañando a la muerte con sutilezas. Observaba el mundo, aquel trolero indómito, desde unos ojos erosionados y pícaros, consciente de qué por su nariz no pasaba ni un aliento. “¡Alexander!. Alexander was?”* me preguntó con su habitual afabilidad. “Alexander Meró” contesté algo desconfiado. “ Es ist keine Spanische name”**- parecía desilusionado el viejo. “No, señor” le contesté. El viejo chivo asintió y dio dos saltitos, izquierda ,derecha, sobre sus pezuñas antiguas y gastadas. “Ahh… und was für eine name ist?”***. Le contesté la verdad “Ich weiss es nicht”.****

*¿Alexander qué?

** No es ningún nombre español.

*** Ahh… ¿qué clase de nombre es pues?

**** No lo se.

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