Puri es la joven camarera del Café-Teatro París. De ambiente bohemio y parisino ofrece a sus clientes un espectáculo cada noche mientras disfrutan de una copa o un café. Normalmente corre a cargo de “Las chicas del Café París” quienes interpretan un número de variedades y cabaret a una cuadrilla de clientes fieles compuesta por los juerguistas de la primera fila, un matrimonio maduro que siempre pide un vodka con hielo, las parejas que viven su amor en los rincones más oscuros y sórdidos del café y los compañeros de trabajo que siempre acaban la jornada allí. Todos conocen y quieren a Puri. Y ella les atiende amablemente con una sonrisa y las sirve sus consumiciones. A Puri le encanta su trabajo, el Café París tiene algo especial, casi mágico, que hace que allí sucedan cosas extraordinarias.
No es otro día más para Puri en el Café París. Es el día de su debut. Nada de lentejuelas y plumas, ella va a cantar un bolero, como los que cantaba su madre y ella oía en la radio de pequeña.
La idea se le ha ocurrido a Pepe, su jefe y el dueño del local, quien la había escuchado cantar mientras recogía las mesas.
Falta poco para su actuación y Puri está nerviosa. Le toca atender la mesa de los compañeros de trabajo.
–Aquí tenéis: Tres Whiskys y un vino. El vino es para el tímido que se ruboriza cada vez que la tiene cerca. Aunque ella nota que la mira fijamente cuando está trabajando y a veces ella también se sorprende mirándole.
Los compañeros lo notan y le hacen burla.
–¡Pero hombre! ¿Hoy tampoco vas decirle nada a Puri? ¡Es su debut!—dice uno de ellos.
–Su… Suerte Puri-le dice.
–Gracias.
–¡Dale un abrazo!– Los chicos comienzan a reír.
El chico se levanta y la abraza. Al separarse se miran a los ojos y esta vez es ella quien se ruboriza, se despide rápidamente y vuelve a la barra. El número de las chicas está a punto de terminar.
–¡Puri!—su jefe la llama–¿Pero qué haces todavía así? ¡Ve a cambiarte, vamos! ¡Tú número es el siguiente!
¡La actuación! ¡Su debut! Casi se le había olvidado por culpa de aquel muchacho
–¿Cómo quieres que te presente?
–Preséntame como “La Puri”, sin nombre artístico. Así es como me conoce todo el mundo.
–Como quieras. —Pepe se encoge de hombros.
Puri entra en el camerino a toda prisa. Se quita el delantal, se suelta el pelo, se pinta un poco los labios y se cambia el uniforme por un vestido que suele llevar los domingos. Al doblar el pantalón algo se cae al suelo. Es una nota. “Espérame en el camerino cuando acabes. Tu admirador secreto” Solo puede ser él, el chico tímido, ha debido de metérsela allí mientras se abrazaban Puri no sabe que pensar, es evidente que el chico está colado por ella pero ¿Lo está ella por él?
Las chicas entran en el camerino, ha acabado su número y Puri se ve obligada a esconder la nota a toda prisa.
–¿Qué haces aquí?—le sueltan–¿Es que al final vas a actuar? ¡Vaya con la mosquita muerta! ¡Y parecía tonta! ¿Crees que puedes ser cantante además de camarera? ¡Limítate a servir mesas y déjanos el escenario para nosotras!
Puri no se achanta.
–Ya os he dicho que no quiero quitaros nada. Pepe me ha dicho que si se sale bien me dejara cantar una canción cada noche, el resto lo haréis vosotras. Y cobrareis lo mismo.
–Eso te crees tú, que te va ir bien, pero te vas a estrellar. No sabes cómo es un escenario. Saldrás llorando.
Puri las ignora.
Entonces Pepe se asoma por la puerta del camerino y la llama:
–Vamos Puri, te toca.
Puri sale y espera en la puerta del camerino mientras Pepe la presenta.
–El Café París se enorgullece de presentar a alguien que ustedes ya conocen muy bien. ¡Un fuerte aplauso para Puri, que va a cantarnos un precioso bolero! Puri sube al escenario nerviosa pero segura. “Se van a enterar esas”
Hace una señal al guitarrista, que la va acompañar, y comienza a cantar. Es una canción de amor y Puri no puede evitar mirar al chico tímido de antes. Él también la mira y entonces no existe nada más: ni el público, ni el escenario, ni los nervios…Solamente están ellos dos: dos almas solitarias y sensibles que se han encontrado en ese lugar, y la canción, que parece que habla de ellos.
En ese momento comprende que está enamorada de él.
Termina la canción y el público la aplaude. Ha sido un éxito. Cuando baja del escenario Pepe la espera para felicitarla.
–¡Les ha encantado! Quiero que vuelvas a cantar mañana, y pasado, y al otro…
Las chicas lo han oído y salen atropelladamente del camerino.
–¡Ah, no!¡Ni hablar!
Se enzarzan en una violenta discusión con Pepe. Puri se escabulle y entra en el camerino. Solo le importa encontrarse con su amor.
Y le espera allí, entre boas, plumas y sombreros de cabaret. ¿Vendrá?
Al rato, aparece por la puerta, con esa mirada dulce y esa sonrisa tímida. Ella también sonríe
–Menuda se está armando ahí fuera—dice—Casi no se han dado cuenta de que entraba.
– ¿Para que querías verme?—pregunta Puri
–Yo…quería decirte que me gustas mucho y que cada noche arrastro a mi amigos para venir, aunque a ellos no les gusten las chicas de aquí, pero a mí me da igual el espectáculo, yo quiero venir para verte a ti y…
Es la frase más larga que le ha oído decir, pero Puri le hace callar con un beso en los labios y él la corresponde.
A Puri le encanta su trabajo. El Café-Teatro París tiene algo especial, casi mágico, que hace que allí sucedan cosas extraordinarias.
FIN
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