Mi infancia transcurría lenta y silenciosa ,salía de mi liceo para llegar a  casa donde el olor a pan amasado era una historia sin final, mi madre amasaba con tesón y el viejo horno recibía los panes con chicharrones de grasa empella ,cada uno de mis hermanos tenía una misión, uno se encargaba de las compras, otro preparaba la leña y el fuego mis hermanas amasaban la masa y yo con dos hermanitos más salíamos a vender ,en mi ciudad era desconocido el pan amasado por motivo que está situada en pleno desierto de Atacama Chile, la clientela procuraba comprar con ansias el pan calentito para tomar tecito o mate, en nuestro recorrido frecuentábamos el barrio rojo donde las mujeres preferían nuestro pan amasado, lo fiaban y después cobrabamos,un día de verano la calor era insoportable y nuestro pan se endureció, nadie lo quería así como piedra, así que decidimos fiarlo y cobrar al otro día ,quizás no fue buena idea ir en bicicleta porque se nos quebró en la calzada y los panes salieron por todos lados ,recogimos rápidamente los panes con tierra la idea era no perder la venta, con 13 años ya comenzaba a conocer el amor, fue así como la chica de mis sueños sube al autobús donde yo llevaba mi canasta de pan y me pregunta ,¿vendes pan amasado?, no le contesté se lo regalo a los niños pobres, que amoroso me contestó , yo te acompaño mi cara sonrojada de vergüenza me traicionaba y con los nervios alterados nuevamente se me caen los panes amasados, fue una suerte pues me devolví a mi casa, al fin y al cabo tenía que ir a cobrar a los prostibulos,donde la chica Betty .tipo 23 de la noche, me presento ,y ella me mira con otros ojos como queriendo devorarme y yo tímido le pregunto, señorita buenas noches necesito que me pague el pan fiado son 100 pesos, ella sin pensarlo dos veces me pregunta mi edad 15 le contesto, me agarra fuerte la mano y me responde pasa hijo ya no estas para que te pague el pan, fue así como salí de ese tenebroso lugar con olor a cloro ,tabaco y perfume de mujer ,sin camisa y con un solo zapato, pero con una sonrisa de oreja a oreja, le conté a mi madre y me castigó, luego a padre al llegar a casa y me felicitó por haberme hecho hombre, así concluye me historia con el pan amasado ,y mi extraña clienta la chica Betty.

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