Vino y pan.
Ella amasaba el pan con esmero, con paciencia, con sed. Sí, con sed. Reía, insultaba hacia el cielo, reía. La venganza sería un plato que se serviría como si fuera la última cena, con vino… y pan. Ricardo la miraba, en una esquina. Casi en el único punto donde entraba el sol, en esa casa sombría...