UN PEQUEÑO EMPUJÓN
La luz natural de la soleada mañana penetró en los ojos de Gabriela. Unos tempranos y recios rayos de sol habían traspasados los finos tejidos de la cortina de su habitación. La bulla de la calle indicaba que despertaba tarde; la flojera aprovechaba la oportunidad, nadie había tocado su puerta, estaba sola en casa. Gabriela,...