Aprendí de mala forma que las apariencias engañan, pero así es crecer…-Sharyanny Pichardo
Solía recorrer los pasillos del internado como si estuviera fusionada a las sucias paredes grises. Yo, una joven de catorce años, insipiente, en un mundo de chicas con sabores distintos y mil historias que contar. ¿Qué podía tener yo que llamara la atención?, no era la única huérfana, o gorda, o la única chica confundida con su sexualidad.
Recuerdo perderme por horas observando a las chicas del ala B mientras jugaban fútbol. No faltaba a ninguna práctica, pero ella no podía verme. Me la topé varias veces en los pasillos, era como si sus ojos color avellana vieran a través de mí.
Alicia ¡Aaaaah! una joven blanca como el papel, con una piel tan pálida que parecía desvanecerse, solía tener mechones de pelo entre los labios al jugar, a veces fantaseaba con extender mi mano y apartarlos suavemente de su rostro. Nunca entendí mi obsesión, no sé si la ame, o si solo era deseo.
De vez en cuando me escondía en el almacén, entre detergentes, media hora antes de que Alicia y sus cinco amigas llegaran a lavar los trastos. Charlaban por horas, contando sus magníficas historias de todo lo que vivían al regresar a casa cada fin de semana… parecían no tener fin. Y yo agachada, metiendo la nariz en la ranura entreabierta de la puerta astillada. Pero… siempre me intrigó ¿Por qué todas tenían historias menos Alicia?
…Vivía con mi prima, siempre demasiado ocupada como para prestarme atención, pasaba los fines de semana recostada, fantaseando con las maravillosas experiencias que debía estar viviendo Alicia. A veces, solo me perdía creyéndome ser ella, con su pelo rojo y sus bellas pecas, con un hermoso vestido caminando por el prado, recogiendo moras y riendo como siempre, de la mano de algún pretendiente que estuviera dispuesto a dar la vida por mí, ¡Qu-qu! por Alicia.
Ese día me quedé encerrada bajo la cama de Alicia… Jeje , no sería la primera vez. Todas reían y charlaban, fumaban algo, supongo, un porro… Contaban historias de amores y empezaron a hablar de los besos. Mientras yo, ansiosa bajo la cama con la respiración acelerada, esperaba la historia de Alicia tratando de no ser descubierta.
Llegó el momento, la coaccionaron a hablar. Sin embargo, solo escuché un silenció expectante, roto abruptamente por un sollozo que venía acompañado de palabras inteligibles:
–Nnnn no-no no lo sé , no lo recuerdo- Dijo Alicia, mientras nadie entendía porque sollozaba.
-¿Cómo es que no lo recuerdas? -Cuestionó una de las chicas.
… Pasaron 5 minutos, quizás menos. Para mí fue una pausa eterna, estaba a punto de salir de ahí y ponerme al descubierto. Pero entonces… Alicia se paró abruptamente y salió corriendo de la habitación. Solo pude ver sus pies.
En ese instante otra de las chicas dijo:
– Alicia nunca ha besado y no lo quiere admitir-
Pero María la interrumpió rápidamente diciendo –¡Calla!, Alicia vive con su tío-…
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