Fue horrible. No. Horrible no alcanza. Fue asqueroso. Tampoco es suficiente. Frustrante hasta lo mas hondo. Hiriente por años. Y mucho más se podría decir de ese, mi primer beso.
El hotel abandonado. La alfombra y los vidrios rotos. El baño mugriento e ínfimo. Y me estoy demorando porque me cuesta llegar, a tu lengua, como babosa apurada. Y su contraste con mis sueños románticos. Tus excesos adultos, tus caricias desesperadas, pero sobre todo: esa asquerosa lengua, dentro de mi boca de niña.
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