Sin darme cuenta una vez creí en el amor, esta es la historia de un amor frustrado y de los besos no dados.
Un día cualquiera llegó a mi vida ese hombre, su nombre Santiago, un hombre atento, divertido, de físico poco agraciado, pero poco tiempo después de conocerlo, para mi ya era espectacular.
Antes de él, yo no conocía el amor, antes de él creía que el amor empezaba y se basaba exclusivamente en el gusto por el físico sin mas comunicación que escasamente el saludo; pero al llegar él me cambió completamente la percepción que tenía del amor, esta vez no me atrajo su físico, esta vez pasaba por mucho de únicamente el saludo y una hora era poco para disfrutar de su compañía.
Se acercó a mi a través de una compañera que lo conocía y quien casi siempre estaba conmigo, nos hicimos amigos, las conversaciones empezaron a tornarse agradables, me tocó el corazón un día que me preguntó «¿Nos cuadramos?» Haciendo referencia a que quería que fuera su novia, esa vez no le respondí porque me sentía confundida; ese día mas tarde, luego de pensarlo con calma, me di cuenta que me había enamorado, aunque al día siguiente le decía «mi amor» a mi compañera, haciéndome entender que anteriormente estaba bromeando conmigo. Tiempo mas tarde me lo volvió a preguntar, mi respuesta esta vez fue positiva, sin embargo nada cambió entre los dos en lo que se refiere al comportamiento, lo acepté aun sabiendo que podía estar hablando en broma y no me equivoqué; me hizo la misma pregunta cuatro veces en total.
Cuanto mas tiempo pasó, mas me enamoré, mas se metió en mi corazón… de nuestras miradas al cruzarse empezaron a salir chispas, nuestras miradas al cruzarse hablaban, se decían mutuamente mil cosas que parecía imposible expresar con palabras, cada cruce de miradas era como un beso sin juntar nuestros labios, como mil caricias en la piel aunque siempre vestida… cada estrella en el cielo también fue un beso una vez me dijo: «cada que mires al cielo espero que pienses en mí porque cada estrella en el cielo es un beso para ti», así creyéndolas besos empecé a contar estrellas.
Así empezó, transcurrió y mas tarde finalizó esta historia en la que los besos fueron las estrellas en el cielo, el cruce de miradas fueron mas que besos nuestras caricias y la comunicación entre los dos que brotaba sin esfuerzo, en cada conversación parecía que en el mundo solo existíamos él y yo. Aunque paradójicamente la comunicación que tantas veces jugó de nuestro lado desapareció para jugar en nuestra contra cuando ante el primer problema se fue sin intentar hablarlo, sin siquiera decir adiós.
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