Descalza su novio la besaba en la boca, sus labios muy juntos y la mordía suavemente, su lengua lamía la de ella, acostumbrada a intercambiar saliva, con el, ¿por qué no si eran pareja? Alejandra recordó cuando estaba sentada en el sofá leyendo por las tardes, que su padre la besaba paternalmente en los cachetes y la frente. Mi consentida, la llamaba. Se sentía dichosa con su calidez. Ahora de adulta y distanciada de sus padres, particularmente, con él, no tenía una buena relación. Ahora tenía como es usual, una pareja. Alfonso. Estudiantes, vivían en la misma ciudad estudiantil. Se conocieron en la universidad por amigos comunes en una fiesta, salieron y eran lo que se dice una pareja, tenían «exclusividad».
Alfonso interrumpió su beso de forma brusca.—Alejandra, está abierta una exposición de Fotografía sobre besos en el museo de la Universidad, me gustaría que me acompañaras a verla.—Alfonso sabes bien que no me gusta mucho el arte, prefiero que vayamos juntos a la discoteca, que bailemos, perremos y tomemos vodka, tequila. —Tu sabes que a mi me gusta el arte, especialmente la fotografía contemporánea y por eso me agradaría que me acompañaras. —Como eran novios, era normar querer «quedar bien con el», así, Alejandra accedió.
Siguiente día, mediodía, en el interior del museo. Se detuvieron ante una fotografía de unos labios abiertos impresa en dimensiones grandes. Alfonso le explicó a Alejandra sobre la gran imaginación del artista de retratar exclusivamente unos labios abiertos, —las líneas de los labios, no te permiten distinguir bien que edad tienen la retratada, —le decía con emoción,— pueden ser de una mujer joven o madura, parecen indistintas. Un estado de no edad. El artista desafía el tiempo o más bien nos indica modestamente que no podemos hacer mucho frente al transcurrir del tiempo. —Los labios parecían no invitar a besar y no estaban pintados con labial. Alfonso le explicaba a Alejandra que eso todavía era más increíble porque así no solo resultaba más natural, el artista además criticaba la industrialización de los labios, tener que llevarlos pintados todo el tiempo. Como lo hacen las mujeres. Simplemente ocurre que a algunos hombres les disgusta que la mujer les deje la cara pintada con labial. El labial puede ser un denunciante de que alguien ha sido besado. Es incomodo.
—Labios naturales —agregó Alejandra, —bueno si a la persona que amas, la debes amar sin maquillaje y eso incluye a los labios supongo. Solo que no puedo evitar que me gusten los labiales, cada que tengo oportunidad los compro, de niña me divertía pintándome los labios y mis familiares, me regañaban como algunos hombres lo hacen ahora, en modo mansplaining. No te pintes los labios usa brillo me regañaban. Todavía no puedo evitar que me guste pintármelos, tanto que colecciono pintalabios. —Si, se lo mucho que te gusta comprarlos y lo bien que te quedan. — Sabes, Alfonso estuve leyendo sobre el día internacional del pintalabios, no sabía que se consideraba que esos cosméticos nos han empoderado a las mujeres.
—Frente al enorme cuadro se besaron, al mismo tiempo, tomaron una selfie de su propio beso con disparo automatizado.
Fin
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