Como agua para chocolate

Escribe la novelista chilena Laura Esquivel: «Estar como agua para chocolate», es decir, apunto de explotar de rabia o pasión amorosa.

Cuántas noches Tita habrá imaginado ese beso, la textura de la piel morena de Pedro y sus ojos color café mirándola.

Cuántas veces Pedro, habrá poseído a su esposa, hermana de Tita, pensando que era ella a quien desnudaba y besaba recorriendo cada tramo de su cuerpo.

Cuántas veces se habrán mirado mientras los carcomía el deseo y las ganas de devorarse.

Tita, la más joven de las hermanas, la que tenía como destino quedarse en su casa se confinó en una cocina ofreciendo los más deliciosos de sus paltos, mientras por dentro, veía a su amor casado con su hermana. 

Cuántos desvelos Tita. Cuanta angustia encarnizada. 

Pero ¿ quién puede contra el amor? Ningún mandato nunca, podrá contra la fuerza que brota de dos cuerpos que se ansían. 

El beso de Tita y Pedro habrá sido el más apasionado de los besos. El más deseado. Los labios de Tita, húmedos de tanto deseo, la piel seca por el sol de Pedro, sus cuerpos transpirados, desnudos extasiados de euforia y de amor.

El beso más esperado, que devenía en sexo apasionado. Un beso, necesario. un beso que fue, como agua para chocolate. 

Probablemente antes de morir, Tita por fin habrá dejado de llorar, y se habrá ido de este mundo sonriendo entre los brazos de Pedro, que se moría de deseo. 

Ni las llamas de su amor, ni las llamas del lugar detuvieron la muerte, pero Tita nunca antes se había sentido tan viva como en ese beso que fue el primero, el único, el verdadero. 

Película – Como agua para chocolate.