Nuestro beso no fue más que un grito

Hace años un beso cambió la historia sobre la percepción del Virus de la Inmunodeficiencia Humana (VIH) a nivel mundial. Esta es una carta que remonta los recuerdos de un beso que para el mundo no fue nada mas que un grito. 

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Italia.1991…
Querida Rosario ladino. 

Sin duda lo mío fue un acto de justicia ,fue un impulso revolucionario, algo más allá que un simple beso romántico. Debo confesar que los primeros momentos fueron tal vez los más duros pues el acoso opacaba en mí el deseo incesante de gritar y por supuesto, el silencio sería otra sombra más que tendrías que llevar en lo que quede de tu vida.

Sin duda los mejores besos son los que tienen más significado que el acto en sí. Aún creo firmemente en que no es tan solo el hecho de rozar los labios sino las implicaciones detrás de ese beso y el deseo de comunicárselo al mundo.

La vida tiene que ser construida a partir de la esperanza y de coraje me decías con la tranquilidad de un templo en silencio, esperanza y coraje tanto para amar como para protestar. Siempre entenderé los besos como esas acciones que inician o terminan algo y mi deseo era por supuesto causar un fin, aunque a pasado mucho tiempo y soy un hombre viejo sigo prefiriendo ese beso artesanal que desde siempre tanto comunica.

prefiero no esforzarme con palabras y dejar que ese beso se pronuncie  por sí solo, sin duda hay besos que engrandan la tragedia pero unos que descifran una clave que nadie ha descifrado y aunque dices que los besos sin amor no sirven de placebo, en esta ocasión  use el amor por la vida como una fuga rápida y es que tanto me a besado la muerte que de besar finalmente he logrado apoderarme por mi voluntad y no por el desconocimiento que después de todo nos nula.

Es claro que prefiero gritar y postular este beso como una liberación frente a un paradigma fundamental para nuestras dos libertades que son una y me levanto haciendo caso omiso a la moral en turno dejado escrito que las mejores palabras de amor están entre dos personas que no se dicen nada y que entre tus gentes y las mías nuestro beso no fue más que un grito.