La elfa y el poeta

La elfa y el poeta

15.04.20

09:36

Sentada en medio del bosque espera Amfil, la bella doncella elfa, en la cuarta luna el poeta errante le prometió volver a sus pampas de pastos verdes jamás pisados por vulgares pies humanos.

Mira los altos robles de verdes vivos cantarle con las hojas mientras el viento mueve la seda sus ropas tímidamente, a lo lejos se escucha el sonido de un tambor, alguien viene tocando una melodía dedicada al Padre Creador, es su poeta quien se acerca sonriendo haciendo la melodía de los viejos bosques cuando los reyes vivían en las casas de las villas y sus honorables nombres representaban el honor de un guardián del pueblo, tiempos perdidos.

El errante muchacho dejo su djembe a un costado del seco árbol en el cual estaba sentada su amada, la tomó de la cintura y la beso con la pasión del fuego dentro de la llama eterna, la naturaleza lloro, las cascadas cayeron con más fuerza y en un trueno bautizado por un relámpago se dijeron, Te amo.

Toda la noche de la cuarta luna se quedaron conversando en el bosque, de los caminos más allá de las colinas pardas, más allá del gran estanque azul, mucho más allá del lugar que ocupa aquel oculto y olvidado planeta que aún conserva la magia de las almas puras.

Al amanecer, la elfa y el errante tomaron sus morrales y a la melodía de un tambor emprendieron el viaje, antes de salir de sus lindes el bosque les susurro y les canto;

– Al paso de mil años, cobijaremos sus almas en este mismo lugar, que el amor verdadero les una por siempre…

Y en un beso de eterno amor emprendieron el viaje por una existencia que no para de dar sabiduría a quienes se atreven a recorrer los nuevos camino que para experiencia un beso es el inicio.

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