Llévame a ese beso robado, ese que no pudo ser. A ese roce en la esquina de nuestros labios. Al error de cálculo en que tus dedos dibujaron la curva de mi boca.
Arrástrame a ese momento imaginado. ¡Recrea esa tensión y llévame! A esa despedida trocada en electricidad metálica, a esas piernas que desfallecen.
Transpórtame a la noche en que te soñé, en que los diálogos eran despropósitos, en que el intercambio de ideas era mudo y el cruce de miradas lo era todo.
Róbame el beso pendiente, el roce galvánico, el error voluntario. Apodérate de lo imposible, de aquello que no te imaginas, de lo que solo vive en mis fantasías.
O quizás déjame, para soñarte eterno.
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