Besos a bocanadas

Besos a bocanadas

Soy Laura, pronto me despediré. Mis ojos ya cansados se preparan para concluir su enorme y agradecido trabajo. Me muevo ya con dificultad, asistida por un fiel bastón que me ayuda a recordar ¡cuán versátil era cuando joven!.

Recuerdo el mejor beso recibido en mi vida, con seguridad el beso más agradecido. Nunca los que recibí posteriormente fueron suficientes con relación a aquel beso correspondido a gritos silentes desde aquella lejanía en la que me encontraba. Leeré por vez última, es mi deseo, el relato escrito al reinicio de mi vida     

 BESOS A BOCANADAS

Soy Laura, he despertado. Mis ojos se muestran aturdidos por la luz temprana. He intentado moverme, pero algo en el cuello me lo impide. Tengo un collarín, estoy en una cama de hospital y siento dolores. Llegan los recuerdos a centellazos: el mar, fuertes olas, la tabla de surf, la adrenalina, el derrape del pie, la tabla volando, la caída al agua

Intento gritar para llamar la atención de alguna persona y obtengo una inmediata respuesta: una enfermera joven viene en mi auxilio. “ ¡hola, ya has regresado! No te muevas porque tienes un corsé de cuello y tienes algunas lesiones en las costillas y las piernas”, me ha dicho

“Soy Massiel, la enfermera de turno Ya te encuentras mejor. Tu hermano ha bajado al cafetín, así que no te preocupes.” . “ ¿Qué me ha pasado? No recuerdo nada” pregunté “ Tuviste un accidente en la playa, me dicen que estabas surfeando y has chocado con unas piedras, Perdiste el conocimiento”. Continúa hablando“ ya vendrá el médico y te explicará…” , mientras organizo mis recuerdos sin prestarle a ella mayores atenciones.

Interrumpe el monólogo la visita de mi hermano. Massiel nos deja a solas, advirtiendo que no debo excederme en emociones. Quiero aclarar el evento, los episodios van y vienen. He llegado hasta acá por la pasión y aunque pueda ser doloroso el relato, quiero ejercer mis actos de vida.

Lorenzo, mi hermano relata con emoción los dramáticos momentos del derrape del pie, la fotografía de mi cuerpo en el aire, la caída violenta y la fuerza de la gran ola. Pronto desaparecí de la escena, mientras las siguientes olas continuaban cubriendo las piedras del borde del arrecife. Nada podía hacer mi hermano, solo gritar por auxilio.

Los gritos alertaron a un grupo que nadaba cerca del lugar y uno de ellos corrió en mi auxilio.

Fui rescatada de las piedras, inconsciente y cuasiahogada. Recibí la respiración boca a boca continuamente. Ese beso de pulmón a pulmón salvó mi vida.

Con el texto de la partida de mi renacimiento en la mano, evoco hoy las sensaciones vividas. Acerco un espejo para observar a esa muchacha soñadora de vuelos sobre el mar y a la figura sin rostro del dador de los besos mas sinceros. Ese beso a bocanadas que supo a miel cuando quise endulzar la vida, que mostró mariposas en la primavera, será la imagen que me llevaré al cerrar los ojos.

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