UN VIAJE DE RECUERDOS

UN VIAJE DE RECUERDOS

Hadit

09/04/2021

   Los rayos del sol traspasan el vidrio de su ventana indicándole al Sr Jonás que ya ha amanecido y debe levantarse de la cama, al abrir los ojos y mirar a su alrededor una nostalgia surge desde su interior, – Solo fue un sueño- y estaba tan convencido de que era una realidad lo que vivía minutos antes, él sabe que debe dejar el pasado y solucionar su presente, la vista se dirige a los únicos zapatos que tiene, detallando lo viejo y deteriorado que están antes de colocarlos en sus pies.

   Al solo dar varios pasos y sin entrar a la cocina llega una imagen a su mente de la despensa vacía, atraído además por el recuerdo de la noche anterior degustando el último pan con mermelada que le quedaba, así que introduce su mano derecha en el bolsillo del pantalón para comprobar que aún están ahí esos billetes, toma las llaves y sale de su casa.

   Cada vez hay más tránsito en la Av Bolívar, comercios abriendo y más personas arrendando por la buena economía de la ciudad, pero la suerte no acompaña a Jonás ya que la pensión solo le alcanza para comer. 

   – ¿Cómo está señor Jonás?

   Antes de devolverle el saludo Jonás intenta reconocer el rostro de la persona que tiene al frente.

   – Soy Pedro, ¿me recuerda? El que trabajó para usted en la compañía.

   – Ah si, Pedro el albañil, ¿que hay de tu vida?

   – Ahorita monté una mini empresa de construcción, ¿y usted?

   – Eso es excelente, yo vendí la compañía y me jubilé, ya estoy muy viejo para trabajar.

   – No diga eso señor Jonás, sabe que admiro su intelecto y su capacidad, usted está dotado de mucha experiencia, si quiere trabajar aún puede, le asignaré un cargo en mi empresa.

   – Muchas gracias por tu amabilidad Pedro.

   – De nada, estamos para ayudar. ¿Y tu familia como está?

   – Están bien todos, nos vemos Pedro. 

   Siempre que alguien le preguntaba por su familia solo le respondía que estaban bien, en realidad no le gustaba tocar ese tema porque tenía ya varios años sin saber de ellos, desde que su hermano mayor murió y su última mujer lo abandonó se había condenado a vivir solo y no contar con nadie. 

   Al regresar de la panadería y desayunar se sorprende al ver un mensaje E- mail en su computadora que dice:

   «Hola, tiempo sin saber de ti, encontré la dirección del correo que te había creado hace muchos años, no sé si lo sigues usando, pero si ves este mensaje quiero desearte ¡Feliz Cumpleaños Papá! Sé que te distanciaste, ojalá volviéramos a estar juntos, T.Q.M tu hijo Marcos».

   Una gota de lágrima se desliza sobre el rostro de Jonás, y cae, mojando el teclado de la computadora.

   A Marquitos no lo ve desde que era un adolescente, ahorita debe ser un hombre, es el resultado del amor que tuvo con su esposa Ana, a ella nunca la perdonó por haberle sido infiel, pero el hijo, ¿qué culpa tuvo Marcos de su separación?, Recuerda que se alejó de esa familia para no ver más a Ana, ya que su rencor hacia ella le causaba una muerte en su interior.

   En ese momento se llevó las manos a la cabeza gritando – ¡ mi cumpleaños!- Hoy era su cumpleaños, y él no se acordaba, tenía días sin ver el calendario.

   Su mente se llenó de esos hermosos recuerdos en los que vivió con su ex esposa Ana y su hijo Marcos, fueron los mejores momentos de su vida. Al sentir la necesidad de responderle observa una nota al final del mensaje con la dirección de la casa de la vivienda de su hijo actualmente.

   Se sorprende al saber que vive en la misma urbanización de cuando era niño, y miles de preguntas surgieron en su mente, ¿que habrá pasado con Ana?, ¿Y Marquitos como estará?, ¿Se habrá casado?,¿Habrá estudiado?

   Marcos de pequeño jugaba a ser doctor… En ese momento una sonrisa se le dibuja en el rostro e inmediatamente suelta unas carcajadas.- Ja,ja,ja,ja,ja – no pudo contener la risa, ya que era tan divertido ser paciente de su hijo.

   «Abre la boca Papá, para medirte la temperatura», con un termómetro de juguete en la mano.

   Fueron hermosos aquellos momentos con esa familia. Inmediatamente se acordó de algo pendiente, el mensaje, ¿que le podía responder?, Si era tanto lo que deseaba preguntarle con enormes ganas de compartir con él, y sin pensarlo más le escribió.

   – Gracias hijo, iré a visitarte.

   Solo son tres cuadras las que Jonás tiene que caminar para llegar al terminar de autobuses, la maleta que lleva con sus pertenencias no pesa casi nada, desde hace dos años dejó de comprarse ropas, se conforma con las que tiene, además lleva meses sin asistir a un evento importante.

   Una piedra en el camino lo hace tropezar y casi le provoca una caída, pero gracias a la maleta que lleva pudo sostenerse.

   – Ya estoy muy viejo, debería empezar a usar un bastón, si me caigo y me rompo un hueso ¿quién cuidaría de mi?…

   Paró sus pasos, las facciones de su cara se congelaron, con una mirada profunda hacia un punto desconocido como si su vista traspasara esta dimensión.

   Tormentas de reflexión llegó a su mente en esos instantes, se había condenado a vivir solo, lejos de sus amigos y distante de su familia, aunque poca era la familia que tenía, sus padres ya no están con vida, ni su hermano mayor que tanto quería, grandes eran las cosas que pasaron juntos, fue su mejor amigo, se fue sin decir adiós hace cinco años, esa enfermedad tan repentina lo llevó a la sepultura, desgarrada se encontró su alma, desde aquel acontecimiento Jonás se llenó de luto en su interior y en su exterior también, porque dejó de usar esa camisa amarilla que tanto le gustaba, solo colores oscuros era lo que portaba lleno de tristeza y pura soledad.

   Estira los pies y reclina el asiento en su espaldar, el puesto hacia la ventana le había tocado por suerte ya que tenía tiempo sin viajar y cuando sucedía disfrutaba ver el paisaje.

   Recuerdos de la infancia llegó a su memoria al mirar a través del vidrio transparente del autobús, se peleaba con su hermano por el asiento de la ventana cuando era niño y como Jonás era el menor, su madre siempre lo consentía. Ese evento pasado le trajo una reflexión, los niños son felices porque viven el momento, solo juegan, comen, duermen, estudian y disfrutan el instante, Jonás ya viejo se da cuenta de que a lo largo del diario vivir gravita en el pasado, llora por las cosas tristes sucedidas y ríe por la felicidad de aquellos tiempos. Es la mejor decisión que ha tomado en ir a visitar a Marcos, reencontrarse con su hijo puede ser un gran capítulo en el libro de su vida, ya que el tiempo corre y no sabe cuántos años le queda de existencia en este mundo.

   Un sonido muy fuerte llega a los oídos de Jonás, al abrir los ojos se da cuenta de que llegaron a la última parada, había dormido bien a pesar de la incomodidad del asiento, su sueño duró toda la noche y ya ha amanecido.  

   Jonás se sorprende al ver lo diferente que se encuentra la ciudad después de quince años sin volver, al separarse de su esposa, decidió dejarle la casa e irse al hogar de sus padres, casi al otro lado del pequeño país.

   En el camino analizaba cómo sería su hijo con él, puede que lo trate bien o puede que no, quizás ese mensaje por correo de felicitaciones solo era para pedirle dinero o asegurarse de que estuviera vivo para luego cobrar una herencia, muchas podían ser las maneras de recibirlo, pero aunque sea se conformaría con un buen desayuno y un gran abrazo.

   «Din don» es el sonido que produce el timbre después de que Jonás lo toca con dedo índice de su mano derecha, ha llegado a la casa de Marcos, su antiguo hogar, observa lo bien cuidada en que se encuentra y espera emocionado la presencia de su hijo, en su lugar se asoma una linda dama, joven, piel blanca, cabellos largos y con la barriga abultada que indica claramente que pronto dará a luz un hijo.

   – Buenos días señor, ¿que desea?- Dijo ella con voz femenina y suave.

   – Vengo a visitar a Marcos, ¿él está?

   – No Señor, Marcos en este momento no se encuentra.

   – Ah, bueno, ¿y usted es?

   -Su esposa, ¿quién lo buscaba?

   – Dígale que un amigo.

   Quizás fueron los nervios que lo alejaron de esa casa, pudo haberle dicho a la muchacha que él era el padre de su esposo o preguntarle a qué hora podría regresar, pero no lo hizo porque pensó, con qué cara puede aparecerse de esa manera después de tantos años, así que la plaza más cercana fue el sitio que eligió para reflexionar si debia volver más tarde o quizás regresar a su casa.

   Tantos sentimientos se apoderaron de sus emociones, miedo, inseguridad y desesperación lo acompañaban en ese momento, se encontraba muy lejos de su hogar, su paladar no había probado nada en toda la mañana, sin dinero para comprar alimentos y con poco efectivo para regresar. Pero luego se acordó de su objetivo, vino a ver a su hijo y tenía que ver a su hijo, así que borró esas ideas extrañas de su cabeza y echó afuera esos falsos sentimientos de su interior, se dispuso a volver a esa casa y esperar el tiempo que fuera necesario para verlo.

   Repentinamente escucha una voz desde lejos que lo llama por su nombre. 

   – ¡Jonás!

   Inmediatamente voltea y ve a un hombre de rostro muy conocido, al hacerse él le dice:

    – Papá, ¿eres tú?

   – ¿Marcos? Hijo, si soy tu Papá.

   Emociones y alegrías brotan desde el interior de Jonás seguido de un fuerte abrazo arropados por este hermoso reencuentro.

   – Leí tú mensaje y me emocioné al saber que vendrías, María me dijo que un señor mayor con una maleta estaba preguntando por mí, así que salí a buscarte.

   -¿María?

   – Sí, mi esposa, está embarazada, pronto vas a ser abuelo, será mi primer hijo.

   Un gran almuerzo llenó el estómago de Jonás, María es buena cocinera y el pollo horneado le quedó muy sabroso, son muy amables con él y como lo imaginó, su hijo estudió la carrera de medicina y se especializó en pediatría. 

   Lamentablemente Ana había muerto hace dos años, Jonás sintió mucha tristeza, estaba dispuesto a eliminar ese rencor hacia ella, a pesar de todo fue una buena madre, Marcos es todo un hombre educado, bueno y caritativo.

   Jonás abre los ojos y mira su reloj de pulsera en la mesa de noche, la hora le indica que son las nueve de la mañana, lo que vivió el día anterior no fue un sueño, fue una realidad.

   – Buenos días Papá- lo saludó Marcos.

   – Buenos días Marcos, María, ¿como amanecieron?

   – Un poco trasnochados Papá, pero muy felices, tuvimos que salir de madrugada porque María rompió fuente y no quisimos despertarte, sabíamos que estabas cansado por lo largo del viaje.

   Y ahí estaba María con el niño recién nacido en los brazos, le recordó cuando tuvo a Marquitos, así de bello y parecido. Lágrimas de alegría salían de los ojos de Jonás, estar con esta familia, su familia, era lo mejor que le había pasado en su vida desde hace varios años y desde ese momento abandonó la soledad, el luto y su obscuridad, le dió un abrazó a su hijo y le dijo:

– ¡Felicidades hijo! Ya eres papá.

– ¡Felicidades Papá! Ya eres abuelo.

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