Mirada de una Hija, Madre y Abuela de 94 años

Mirada de una Hija, Madre y Abuela de 94 años

Lobo Estepario

26/03/2021

Santiago de Chile, 11 de julio de 1927 del Año del Señor.

Son las 05:00 ante meridiano, la fría mañana quema los huesos en esa época del año en la Capital, solo unos pocos carruajes y trole buses se atrevían a desafiar el clima y la oscuridad a esa hora , los faroles de aceite humeaban dejando un trazo fuerte a grasa quemada, los corceles babeaban espuma y vapores calientes al aire, agudas  campanillas resonaban  saludando el dia, Santiago despertaba y Luisa también, sabia que ese dia era diferente , rumores y conversaciones a sus espaldas hacían eco de una cruel y  forzosa despedida , una de esas  que desgarra el alama y te seca por dentro, las lagrimas secas y el sabor a llanto en su boca , le recordaban el motivo de su angustia, corría de las suaves y tibias sabanas hasta la recamara de su padre , que vacía , le indicaba que ya se había marchado rumbo su trabajo en los talleres de maestranzas en San Bernardo, de La Empresa de  Ferrocarriles del Estado EFE. Las lagrimas brotaron nuevamente y Guillermina su hermana mayor, tomándola de un brazo la encamino hasta el baño principal. Bañada y muy peinada , vestida con su nuevo uniforme escolar y sus materiales de estudio, mas dos baúles con su ropa y sus costuras, la esperaban en el transporte fuera de su casa , las metopas exteriores del gran muro gris y aperlado que protegía la entrada principal , le daban el adiós y sus recuerdos de niñez  parecían ser lejanos, cuando hace no mucho corría escondiéndose de Manuel o jugando a la profesora  con sus muñecas. El internado para Señoritas  De Las Sacerdotisas  De la Piedad, la esperaban para educarla bajo los mas estrictos cánones  espirituales, valóricos y sociales, no solo las lecturas , ni las artes ,ni los ejercicios , ni las ciencias , también alimento para el alma . 

Luisa miraba fijamente un punto lejano de la realidad, podía sentir las palpitaciones de su corazón mal tratado por los  hombres, explotado por los suyos y contaminado por la vida, percibía  los silbidos  de su pecho que al mismo tiempo parecían rizas lejanas , sentía que sus años estaban cansados y la pena del abandono la aturdían dia a dia, su telefono celular barato  no sonaba desde hace mucho tiempo, solo sabia contestarlo, ya que jamás pudo entender como usarlo a voluntad, la impotencia de querer llamar a sus amados nietos ingratos  y no saber hacerlo, la inundaban pena, sentimiento muy conocido ya. Sus hijas vivían acomodadas  lejos en otras regiones  no solo la habían olvidado , sino que además una de ellas de nombre Susana , la había echado a la calle en varias oportunidades, por la maldad que llenaba su pecho, la culpaba por las atrocidades de su padre y le avergonzaba recordar su infancia y su niñez en el barrio donde fue criada. 

La Madre Superiora  las recibió en la entrada y les dio la bienvenida , las palabras sonaban contra los muros por el eco,  como advertencias sutiles sobre las posibles faltas acostumbradas por las internas , que debían acatar al dedillo las normas eclesiásticas , la rutina , los deberes , el comportamiento, las oraciones , juventud misionera y quehaceres domésticos le ocuparían todo el tiempo. Luego de conocer su habitación compartida con tres jóvenes mas, le dio algo de susto , jamás había compartido habitación con nadie , y temía como siempre. Luisa sabia que debía hacer algo pronto , su padre  estaría  a esta hora cerca de la merienda y tal vez almorzaría papas con  cilantro y ají, cebollas doradas   con prietas de vacuno, una copa de vino y un café negro  de grano , luego encendería su pipa y fumaria grandes bocanadas de tabaco tostado en caldera de locomotora. En el comedor de los talleres , los maquinistas y jefes gozaban de ciertos privilegios y horarios.

Luisa sentía que  su plan era osado y carecía del valor inicial , necesitaba una motivación mas fuerte, no quería defraudar a su hermana que la obligaba a estar hay, pero por otro lado quería estar en su casa y no en aquel claustro. 

La puerta de la iluminada habitación se abrió despacio era su ritmo de caminar , se apoyaba en su bastón de cedro y esperaba que alguien se equivocara de casa y le tocara para hacer alguna pregunta, soñaba despierta  con estar rodeaba por sus 14 nietos y 10 bisnietos, por sus 4 hijas y  yernos sus dos hijos y yernas , con su esposo y todos viendo en la tv, sábados gigantes. En ocasiones podía oír los infames gritos y sentía en su agotado cuerpo, los golpes y abusos del hombre que la esclavizo por 64 años, pero su lealtad y compromiso jamás fueron mermados por la brutalidad de su marido quien bombardeado por un Alzheimer galopante había  fallecido de un infarto hace algún tiempo. La tasa de te humaba tibia sobre la mesita de arrimo y el sol calentaba sus delgados huesos, su entrega había sido total, sin haber traicionado a nadie en su vida, sin la necesidad de mentir o engañar, solo con su conciencia viva y palpitante, daba frente a todo lo que se la venía encima. 

El guardia del pasillo y unico hombre en el internado , que hacia casi todas las labores de mantenimiento y calefacción junto con su perro fiel y valiente, Titan ,  dormía después de comer frijoles con chancho frito y una copa de brandy,  Luisa paso muy callada por su lado y el con sus ronquidos , escondía el sonar de sus zapatos al pisar la lustrada baldosa de piedra, la arena en su suela rallaba el silencio como gritos de cerdo al capar. Logro llegar  hasta la salida noreste, donde entraban los carros con mercaderías y se escondió en una canasta de pan, su bajo peso y delgadez le ayudaron a pasar desapercibida , ante los brazos de Pavel quien cargaba las canastas llenas varias veces al dia , todos los días, la diferencia no llamo su atención, cuando entro tarareando una sonata de Spiellmann  uno de sus favoritos, colgó un bolso  de alforjas talladas a mano en Murcia, España su ciudad natal, y  alzo sobre sus hombros de piedra, la canasta mas cercana a la carreta , Luisa se esforzó por no gritar por la caída de la canasta al ser alzada por Pavel , ya que no fue delicada , el carretón con dos briosos caballos Chilenos, se perdió por Gran Avenida  rumbo al sur , Luisa  miraba por entre unos pliegues del saco que cubría el cajón , y pudo ver al cabo de unas tres horas de viaje seguido, la cúpula de la Iglesia de La Merced, donde asistía con su Padre, y donde despidió a su madre a sus  cortos seis años. Espero que la carreta se detuviera en la esquina  de Conferencia  , y se bajo justo al pasar un trole , corrió por Antofagasta hasta su casa que estaba a cuatro cuadras de hay, las cuadras mas largas de su vida, los conocidos le gritaban y sus voces parecían ladridos de perros, sentía  el enojo de la gente por su deserción, todos estaban orgullosos de ella y ahora veían como corría hasta las mismas muralla gris con sus metopas que se reían de la niña que escapando regresaba a la casa, todos hay no comprendía que ocurría, Luisa se encerró en la habitación de su padre hasta que este llegara y la protegiera entre sus brazos. 

La hora de almorzar para Luisa llegaba como todos los días a la misma hora, sus reflexiones eran las mismas que hace 94 años, y ahora miraba fotos de distintos lugares y de felices momentos en visitas a sus hijos en Brasil , entre los años 2005 y 2009, habían viajado con Pedro , su esposo varias veces en esos años, aprovechando el dinero restante de la venta de su hermosa casa en la playa, donde habían vivido 24 años, desde que el se jubilara, de la caja de empleados públicos y particulares, como grafico de prensa escrita, Diario La Dirección del Debate. Una foto en particular le llamaba la atención cada vez que la encontraba tras el delicado plástico adherente , la tomaba del blanco fondo que la alojaba y la miraba con tal devoción que parecía estar dentro de la imagen , interactuando con ella. Verónica de Amores , era su nombre artístico , cantaba boleros y tangos en radios, y teatros importantes, así la había conocido Pedro, cantando en la radio Agricultura , en tardes de boleros  en vivo, con publico y fans que autógrafos y fotos le solicitaban todo el tiempo, con la orquesta de Calo en el teatro municipal, y cuantas fiestas había deleitado con su voz de ángel . las fotos  que le hacían recordar las felicidades mas significativas de su vida de juventud divina y atesorada por el amor de su padre y de su madrastra , quien también le entregó todo el amor que tenia. Le devolvían la risa a su boca , arrugada y pintada temblorosamente con un rojo pálido y delineado con lápiz negro. El nacimiento de su primera hija Verónica, termino  su carrera de cantante , ya que una enfermedad estomacal afectó la niña, alejándola para siempre de su mayor deseo, cantar. La cazuela de pollo estaba lista, tal vez ya estaba un tanto fría desde que fue servida por su hijo mayor, Simón, quien había regresado a cuidarla después de 25 años luego de enviudar.

El Padre regreso a las ocho de la noche como siempre y ya se había enterado mediante su esposa quien angustiada le pedía que por favor viera a la niña Luisa,  papa golpeo la puerta y ella la abrió de inmediato como si supiera solo por sus pasos quien era, se abalanzo sobre el y le pidió llorando desconsolada  que nunca mas la enviara lejos a estudiar. Luisa se afiebro teniéndola que llevar al doctor de la familia ,quien sabia como curar a las niñas regalonas de sus padre, con supositorios y helados de bocado. Luisa buscaba por las tardes a su abuela Mercedes quien vivia frente a su casa, ella era muy aristócrata y sola , le pedía a Luisa que leyera poesía de Gabriela Mistral y Neruda , y unas estrofas destacadas con carbón, de Ernest Hemingway , del amor, el vino  y la guerra, la paz y la furia del hombre en una sola palabra. 

La mirada ahora era un poco mas profunda , sus pupilas oscuras buscaban la luz de la tarde que despide y saluda al mismo tiempo. Luisa sentada en su cama , tomada de su manos llora en silencio la extraña sensación de estar viva , pero tan olvidada que no lo parece. Tantos nietos que cuide incansablemente y ahora no conozco a sus hijos si quiera, solo me entero por terceros de sus progresos y tal vez jamás se enteraran que existo, o que existí para sus padres. Que cruel es la vida a veces, quien sabe tal vez no fui lo suficientemente amorosa, o no supe darles el amor que ellas y ellos querían, como sea ahora estoy esperando que el señor me tome en sus manos y me lleve con el amorosamente y en total paz a reunirme con Pedro , quien espero me este esperando.

Tu puntuación:

URL de esta publicación:

OPINIONES Y COMENTARIOS