Agridulce es el sabor de la vida. Lo agrio se resiste, te atrapa, te amarga. Pero lo dulce quiere permanecer.
No olvidemos la necesidad de la sal, hay que sazonar bien nuestras experiencias, porque en una vida insípida dominan las pasiones tristes, que conducen a lo agrio
Evita el exceso porque son necesario los límites que permiten saborear cada cosa sin indigestarse. La gula es un mal camino porque los vicios te esclavizan. Sin libertad interior nada tiene valor. Todo se vuelve finalmente agrio.
También hay que gozar de lo picante, que te saca de la indiferencia, de la rutina, del aburrimiento. Pero si pica demasiado también conduce a lo agrio.
El sabor de la vida, el placer de gozarlo, todo un arte culinario para mezclar los sabores y colocar bien su condimento. Predomina entonces lo dulce.
El arte culinario como metáfora de la vida. La serenidad como la actitud básica de este cocinero del vivir. Y es entonces cuando incluso lo agrio se puede vivir con dulzura.
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