Ella no se dio cuenta pero su vida estaba cambiando, tocó fondo, nadie lo vio, pues trataba de ocultar su sufrimiento para que su querida familia no vieran lo cansada que ella se sentía. Tocó fondo, sí. Aquel día de desesperación en el que sentía como su corazón latía tan rápido al compás de su respiración acelerada, todo sucedía rápido aquel día, como si se tratase de una composición contrapuntística del gran maestro Johan Sebastian Bach, porque su pobre cabeza estaba completamente dividida, sin dejarla descansar, ambas partes la decían cosas contradictorias tratando de un día volverla loca. Y estalló.
No se porque aquel día, no se que ocurrió para que por fin después de ocho años enferma de una anorexia que la había absorbido su vida ese día, cambiara todo. Ya no cabía tanto sufrimiento en su alma y se despertó en su corazón una fuerza para luchar que jamás habríamos imaginado, se dio cuenta de que se merecía ser feliz.
Quizás ella no fuera consciente del todo, su malestar la cegaba para ver lo que estaba pasando, pero poco a poco empezó a actuar. Esto no ocurrió de manera espontánea y sin esfuerzo, no creáis que la vida cambia de un día para otro así sin más, como si por arte del mejor mago del momento se tratase, sino que ella tuvo que esforzarse día a día en volver a tener unos sueños por los que luchar y a los que tenia que agarrarse tan fuerte aunque sus manos, en donde ya solo se veía hueso, estuvieran débiles.
El cambio estaba en su pensamiento, aprendió que las cosas que nos pasan dependen en gran medida del cristal con el que se mire, lo importante no es lo malo que nos este sucediendo, sino, como TU te lo tomes y que pensamientos te estas diciendo continuamente, cambiar eso, lo cambia todo.
Ni ella ni nadie nos imaginábamos que cambiar cada pensamiento negativo que tenemos al día, por uno positivo, haría que todo se solucionase. La enfermedad claro está que seguía ahí y trababa de hundirla cuando se veía gorda en un espejo o se subía a la bascula y veía que había subido medio kilo respecto a la semana anterior, después de esos hechos se solía decir a si misma cosas como «que poco vales», «nunca conseguirás estar delgada», «el mundo es una mierda». No son los hechos los que hacían que María se hundiera cada día mas en el pozo en el que estaba, sino sus pensamientos diarios.
Todo cambió cuando fue haciéndose consciente de lo que se estaba diciendo, ese es el primer paso, y después empezó a probar a decirse cosas más positivas, en vez de decirse lo gorda que estaba, se decía «tienes bonito el pelo hoy», «los labios de ese color te quedan realmente bien», «sal a la calle y se feliz, te lo mereces María», cosas que parecen tan simples y sencillas a priori, cambió por completo su vida.
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