Lentejas con Cebollas

Lentejas con Cebollas

En una ciudad no muy lejos de aquí, Avenida “Tu dijiste que sí”, doblando a la derecha, subiendo por la plaza y luego cruzando el manicomio, calle “Me dijiste que no” 435 y en una simpática casita, vivía la Zulema Prado. Esa sí que era maniática del orden. Y con el jardín era aún peor, por eso Jacobo, el jardinero, que ya tenía unos 65 años, iba todos los días a arreglarlo.

Me encontraba en la casa de la Zulema, por razones que sólo el nieto de Jacobo y yo sabíamos. Almorzaríamos lentejas, no era lo más rico, pero era lo que había. A la Zulema, le gustaba picar la cebolla bien chica, ese día no era la excepción. Comenzamos a picarlas. El teléfono empezó a sonar, el cual por puro gusto de la Zulema estaba en el baño. Salí tan apurada, que me llevé el plato con las cebollas. Contesté. Un grillo saludó. Almorzábamos, algo me pareció raro, parecía ser que las cebollas estaban duras, bastante duras diría yo. Para no hacer escándalo decidí comérmelas, lo más rápido posible. Ya estábamos en el postre cuando, en eso llega Jacobo y nos pregunta: ¿Quién tomó un plato con mis uñas que estaba en el baño?

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