Dedicado a las flores
Os envío estas líneas sin ningún derecho y sin ningún miedo. Me arrastra a ello un infinito e insoportable silencio, roto por unas atronadoras voces en estos días de sepulturas, en los que he conocido vuestro inapelable veredicto de condena.
Me es difícil avanzar, no encuentro palabras para lo que siento. No quiero pediros nada. Llegamos donde pudimos o supimos, en el camino común que anhelábamos. Volamos juntos, alcanzamos el cielo, nos emborrachamos de amor y también de esperanza en un futuro tan incierto como ilusionante, y descubrimos un torrente inmenso de felicidad.
Éramos puro románticos, yo así sigo, con vuestro veneno dentro, que nunca llegaré a purgar, ahora desde una celda de castigo. Un delincuente, al parecer.
Nunca he querido a nadie como a vosotras y nunca he recibido de nadie un amor como el vuestro; se me hizo de noche, pero seguís alumbrando mi cabeza, vuestra ausencia me hunde en una tristeza que me desangra el corazón. Os echo tanto de menos…
En estos tiempos vacíos me he alejado miles de kilómetros para olvidaros; he luchado por dejar de reconocerme como quien fue feliz con vosotras. Pero cuanto más maduro, más os quiero.
Sigo soñando con vuestras ojas (fem.) gigantes azules, en las que se pierden indefinidamente mis ojos cuando las miran, y con el tallito que desborda ligeramente el pétalo inferior. Mi primer pensamiento, el último del día y los demás intermedios, son siempre para vosotras.
¿Cómo puedo despediros, si os llevo cosidas en mis entrañas? Si me embosco en la música, aparecéis en cada nota. Si me refugio en los libros, os descolgáis de cada hoja, una y mil veces más.
Si me pongo a unir palabras, retornan los escritos furtivos de madrugada. Como cuando vosotras y yo, antes que con las palabras, nos entendíamos sin decirnos nada.
Resulta absurdo e injusto que el fruto de nuestras almas unidas, desaparezca en los sumideros del olvido. Un castigo demasiado duro e innecesario.
Quiero que alcancéis la paz, solas o adornando, allá donde estéis, el culmen de la felicidad.
Será el futuro algo que sólo en la literatura es re-escribible, o será más cierto que el futuro, hecho de presentes, nos brinda mejorar cada día su última versión?
Ojalá y vosotras y yo lo entendiéramos así, y juntos diéramos vida a un relato como pocos se han escrito.
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