El chico de los abrazos

y allí me encontraba en los confines de mi corazón, o al menos lo que quedaba de el, estaba rota sabia que esto no tenia reparo, todo por confiar en el amor esa cosa insulsa que te hace volar pero cuando caes cuesta recuperarte, algunos nunca lo logran y creo que yo seria una de esas personas, tan muerta y pisoteada por dentro.

Me lamentaba tanto por lo sucedido, todo era oscuridad, muchas veces había escapado de ella, burlándome por que no me podía atrapar, sin embargo ella estaba a punto de ganar por que yo ya no tenia fuerzas para luchar.

De pronto vi una luz el estaba allí con una sonrisa esperando por mi.

-Hola, que haces aquí sola?-vi sus ojos y juro que me mostró el camino, el camino de la felicidad.

-Nada, pensaba un poco-mentí, no podía decirle que sufría por amor- y tu que haces?

-Regalo abrazos, te vi sola y pensé que tal vez querrías uno-abrió grandemente sus brazos para mi, nunca nadie lo había hecho-

me levante de donde estaba sentada y lo abrace, me sentí tan reconfortada, que llore, llore como si no hubiese mañana, el no dijo nada simplemente me sostuvo mientras yo me derrumbaba en sus brazos, hasta que pude calmarme un poco, trate de disculparme pero el solo pregunto algo.

-Por que lloras?-quería mentirle otra vez, decirle cualquier cosa menos la verdad, pero ya no pude hacerlo-

-Estoy rota-fue lo único que respondí-ya no puedo repararme-logre articular con un susurro-

-Quien te dijo que debías hacerlo tu sola?-limpio mis lagrima con sus dedos, y me volvió a sonreír-

Hablo conmigo, incluso me animo, me hizo sonreír como hace mucho tiempo no lo hacia, le agradecí de todo corazón. Al atardecer salí de ese parque con un sonrisa.

Al día siguiente regrese al mismo lugar y volví a sentarme, quería verlo de nuevo, quería ver esos ojos que me habían mostrado felicidad.

-Otra vez sola?-lo vi y volví a ver esos ojos-bienes por otro abrazo?-dije que si con la cabeza y el solo me abrazo-

Paso el tiempo y yo siempre iba al parque al mismo lugar de siempre y el siempre llegaba para abrazarme, con el tiempo comprendí que nadie se salva de un corazón roto y que es difícil repararlo pero no imposible, el me ayudo a reparar lo que yo creí irreparable, y en el proceso le regale eso tan valioso que con tanto esfuerzo reparamos juntos, por que ya no solo me pertenecía a mi era nuestro, y el lo amo como nadie lo había hecho, hasta el día en el que el suyo se detuvo.

Mi hermoso chico de los abrazos.