Era 23 de mayo, faltaban pocas horas para el gran día. Nerea no sentía nervios, no estaba asustada. No era consciente del peligro… Los médicos decidieron darle un tranquilizante de todas formas, no era normal esa serenidad, ese pasotismo.
-No entiendo porque debo estar asustada, nerviosa… Ya me he despedido de todos, por carta: cartas que solo encontraran si no vuelvo, si no despierto…- La cabeza de Nerea, no dejaba de dar vueltas, de pensar, de poner excusas, pero solo hablaba para ella. Con los doctores y sus padres buena cara y una sonrisa ¿Estaba asustada? No lo sabía, y tampoco quería exteriorizarlo.
Nerea se quedo dormida…
Llego el gran día, 24 de mayo de 2005, ella seguía dormida, ahora dormía más profundamente… Su mente quedo en blanco, por unas horas ya no estaba aquí.
- -No lo consigo, no consigo acceder…. Espera,Bisturí.- dijo el doctor. Unas horas más de silencia, y… -¡Lo conseguimos! Muchas gracias a todos. Pasaré a verla en unas horas- dijo el doctor, mientras se sacaba la ropa de quirófano.
Nerea abrió los ojos… Veía todo blanco y borroso, una cabeza se asomo encima suyo. Nerea se puso la mano derecha en la barriga y mientras la acariciaba dijo:
- -¿Estoy embarazada?
- -No- le dijo la enfermera, y antes que pudiera explicarle nada Nerea volvió a preguntar…
- -¿Estoy en el cielo?- Nerea tenía una sonrisa en la cara
- -No cariño, estas en el hospital, te acaban de operar- le dijo la enfermera con una sonrisa en la cara.
Nerea empezó a recordar, tenían que sacarle un tumor de la cabeza. La habían operado, seguía aquí… Pero, espera… Quería cambiar de postura en la cama, quería girarse hacía el otro lado, pero NO PODIA. Las primeras lagrimas ya rozaban su rostro. Enseguida tenía 2 enfermeras a su lado para tranquilizarla. Ya podía recibir visitas.
- -¿Quieres que avisemos a tus padres?- Le pregunto una de las enfermeras con una sonrisa en la cara mientras la otra comprobaba las constantes.
Los padres se acercaron a la cama de Nerea, dispuestos a explicarles como había ido todo. Pero Nerea solo preguntaba por su parte izquierda del cuerpo, no podía moverla: su brazo izquierdo estaba totalmente pegado al cuerpo con la mano cerrada en un puño. Tampoco podía mover la pierna izquierda. Un cambio más que noto Nerea, era la nariz: ahora tenía nariz, sentía algo, podía espirar e inspirar (aunque al no controlarlo se ahogaba). Finalmente los padres pudieron explicarle como había ido todo.
Ahora empezaba lo más duro para Nerea, aprender andar, encontrarse a ella misma y saber reconocerse. Fue un trabajo duro de meses, ganar movilidad y aprender andar. Le quedaron sus secuelas: poca movilidad en brazo y mano izquierda, y en el pie izquierdo.
Pero lo peor fue la parte psicológica. En plena adolescencia como es el volver a encontrarte, volver a nacer. Nerea tuvo que saber quien era, que hacía, que le gustaba, como le gustaba.
Hoy, aun sigue buscando quien es, pero ¡Logro mirar hacia adelante!
OPINIONES Y COMENTARIOS