Hoy amanecí con ganas de ser otra. Tentada a darle la espalda al espejo, tirar la toalla pero no para rendirme sino para despojarme de los complejos del pasado. La noche de ayer me arrancó los traumas y renovó mis fuerzas; se las entregó a la mañana para que gestara en mi espíritu una nueva mujer y aquí me tienen, con un impulso súbito que corre por mis venas y me incita a cumplir las profecías de un alma que anhela cerrarle la puerta a la desesperanza. Ya no hay cabida para ella, ya su lugar en mi vida tiene fecha de vencimiento. La noche de ayer enterré las almas que caminaban a la par con la mía; sembrando zozobra, intoxicando el presente, mutilando el futuro. Se acerca el fin del Goliat que vestido de engaño castraba mis sueños de mujer seductora, arropada con esos kilos de más que la naturaleza en su infinita bondad, me había regalado como valor agregado a ese puñado de virtudes que nacieron conmigo; haciendo parte de un ADN diferente, sazonado con una dosis muy alta de amor y pasión pero que solo hasta hoy le doy el lugar que se merece. Me bastó mirarme a solas, lejos de retinas inculpadoras, exigentes y banales; no hacían falta porque ahí, estaba el amor propio que junto con esa mañana, nació para devolverme la confianza; esa que había dejado encima de cuerpos indiferentes, imperceptibles y mentes hinchadas de tanta altivez.
La honra y el orgullo, habitan la suite de la victoria. Mi esencia biológica y mis ganas de vivir tal y como soy me garantizan una sensualidad perpetua, un ego sutil pero rotundo que certifica mi caminar sola o acompañada.
¡Estoy preparada! La obra está hecha. El pasado enterrado, el presente restaurado y el futuro trazado; delineado con un tacto impecable para no atraer los errores de ayer. Hay anhelo en mis caderas pues me espera ese goce inmortal de mis atributos, pero sobretodo de mi esencia. Soy una mujer hermosa, me amo como soy y la piel que intentaba esconder, hoy la saco de su jaula. Ya es hora de tomar el poderío y taparle la boca a los que ven la voluptuosidad como una transgresión a las reglas sociales. Desde hoy me voy a encargar de hacer valer esa fuerza que habita en la abundancia de lo atractivo, de lo sublime, de lo infinito que nos hace más encantadoras. El tacón de mi zapato hoy pisa el oprobio de los “machos cabríos” que exigen medidas perfectas, olvidando que detrás de un cuerpo grueso, hay una esencia que nos despoja de toda sombra de egocentrismo pues nuestra naturaleza es absoluta, mayúscula, eterna. Hoy amanecí con ganas de ser otra y como dicen por ahí… ¡YO NO ESTOY GORDA, ESTOY LLENITA DE AMOR! (Mafalda)–
OPINIONES Y COMENTARIOS