Tiran monedas a una fuente cualquiera,
pídenlas luego para volvernos a hundir.
Analizando, sangramos en gerundio.
Noches en vela escribiendo el preludio.
Son malos tiempos pa’ no andar ladrando,
las malas rachas han distorsionado el tiempo
si nos creen participio,
sepultados quedan los principios.
Siempre llueve cuando no toca,
ya basta, cuánto me hiero.
Antes bajaba porque tú mandabas;
ahora recuerdo que ya no puedo.
Ríe mientras lo ignores,
llorarás si te das cuenta.
El futuro de nuestro pasado
sigue escondido en las cunetas.
Muerto el perro se acabó la rabia.
Fuerte la manada, viva seguirá su alma.
Disparad, cargad, pisadnos la espalda
que nos levantaremos con la cabeza alta.
Resguárdate, madre,
que voy a abrirme el pecho.
No me asusta su respuesta,
hoy es mi pueblo el fuego.
Háblales madre,
di a mis hermanas que tomen el relevo.
Cuéntales madre,
que fuimos libres,
porque quisimos serlo.
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