Así que una historia con sabor … ¿mmm?, ¿ con sabor a qué?. Agridulce, amargo, ácido, triste, alegre … en sí, todos los escritores tenemos ese carácter de locura y esa imaginación boyante que no cesa ni un instante. Es como si reúnes a los 5 sabores básicos y te inventas un cuento de la nada, como lo hizo mi película favorita «Alicia en el País de Las Maravillas» , le das una vuelta o varias a tu historia y sale algo, vamos a hacer la prueba y lo veréis conmigo un poco más abajo.
De hecho imagina que cogemos una coctelera, pienso en una coctelera porque habláis de los sabores y me lleva diréctamente a la cocina, pues bien!, hacemos un mejunje de los sabores que hemos mencionado anteriormente o si quieres lo personalizas, o como bien decimos actualmente, lo tuneas, lo maqueas, de la siguiente manera.
Introduces los siguientes ingredientes :
– 1 cucharadita de salado
– 1 pizca de dulce
– 1 vasito pequeño de amargo
– 1 gota de ácido
– 1 poco de umami.
Y diréis, ¿qué narices es «umami»?, yo tampoco lo sabía señoras y señores, pero es el quinto sabor que engloba prácticamente a los otros cuatro. Continuamos porque nos vamos de bareta como la tía Enriqueta, total que retomando lo anterior, una vez hecho el «mejunje tuneado», lo echamos en un vaso, para ver qué sale de ahí……y ……..¡pum!, locura al canto, con sentido o no. Eso señoras y señores como dijo un colega mío, es como si digo la siguiente frase : «señoras y señores en el culo tengo flores», puede que la historia sea un sin sentido o un insulto al escritor, no es mi intención, pero al menos te has reído un rato conmigo y si ¡no!. Es porque tienes un vasito pequeño de amargor, y necesitas una pizca de dulce, una cucharadita de salado, una gota de ácido y un poco de umami.
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