Huxley y el vino.

Huxley y el vino.

J.C.

19/07/2020

Dicen que el singrafeas (escritor) Aldous Huxley se ahogaba en charcas mefíticas,que   no tenía sabor (médicamente esto se llama ageusia), porque se metía en el cuerpo excesivas dosis de alcaloides psicodislépticos. Dicen que éste esmirriado pisaverde escribió The Doors of Perception,  a  base de lingotazos de setas alucinógenas. Mentira.

¿La inspiración le venía tras fumarse las lianas de ayahuasca que le enviaba su editor? Mentira. 

En realidad todo es falso, todo es efímero, pan seco, restos regurgitados y llenos de bilis negra. Los colocones de Huxley eran de vino de las Bodegas Remigio García de Salas. Y aquí desarrollo mi hiperbólica hipótesis de que fue el efecto de un buen caldo de Dueñas, provincia de Palencia, de la meseta, los espartanos de la Castilla dura, pétrea y señorial, lo que motivó el éxito literario de Huxley. El vino.  El papel que tuvo el sabor del vino de la Bodeguera Gumersinda , de Bodegas Salas, fue realmente el nudo gordiano que pivotó la salida del armario de Huxley , revelándose como un escritor genial, aunque en realidad era un sepia, un tipo despreciable que olía a Varón dandy pasado de fecha: Aldous triunfó gracias a las Bodegas de Palencia, señores, hay que decirlo alto y clarinete: proyectó calidad literaria a base de efluvios de taninos etílicos de buen vino de Palencia. Y sacó al genio embotellado que algunos llevan dentro. 

Hemingway nunca habría escrito “El viejo y el mar” sin colocarse con daiquiris,  Baudelaire pergeñó sus «Fleurs du mal” cargado de absenta. Balzac hubiera sido una nenaza sin los venenos de ordalía; Dumas  no hubiera  creado a Edmundo Dantés sin la hipnosis  hipnopómpica del abate Faria. 

Cuando Huxley, estirado dandy Hijo de la Gran Bretaña hizo el camino de Santiago, atinó a pasar por el pueblo de Dueñas, (Palencia), al final del día, seco como una pasa y con los huevos negros de tanto cocerse al sol del mes de Julio (era el día de Santiago Apóstol);se dio de bruces con las Bodegas de Gumersinda Medina-Rosales García. Y ahí cambió su vida. El Sabor de ése vino  fue como la sopa negra espartana ; le dio energías para enfrentarse a su ciclotimia depresiva de esmirriado intelectual inglés de piel áspera y lleno de parafilias y parafasias. Al primer trago de vinos  ¿es necesario hacer más publicidad? , de Bodegas Sala, de Dueñas, Palencia, le produjo una pequeña explosión termonuclear en su hipotálamo. Sufrió esa Verwandlung (metamorfosis para los que sean de Ciencias) semejante a la que tuvo el protagonista de “El barril de amontillado”, de Poe. Esa visita a las catacumbas lóbregas que hace el personaje del enólico Edgar Allan, visitando las las bajas pasiones humanas. Esa danza de los esqueletos y como le tapian la puerta de salida, tras recorrer las nueve bodegas unidas en un laberinto de pasillos en el que se encuentran las antiguas cubas, carrales, depósitos y todos los utensilios que se han utilizado aquí para hacer vino desde hace más de un siglo. Ahí empezó todo. En  Bodegas Remigio Salas, mi espónsor.

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