6 de Junio de 1944:
Verdaderamente no sabía cómo había llegado hasta allí, que decisiones en sus 17 años lo habían arrojado hacia aquella oscura orilla. En cuanto sus pies tocaron la negra arena, la vida dejó de tener un mínimo de coherencia y se tornó en un irreal caos. La banda sonora era una mezcla de dolor y Muerte, podían verse y oírse nítidamente andando jubilosas por cada rincón de ese infierno. La razón sucumbió para dejar paso al sentido de la supervivencia, en un chasquido de dedos todo a su alrededor olía a una orgia entre pólvora, miedo y sangre, un olor tan aberrante, que ni el más pútrido de los pescados, ni el más infecto de los cadáveres se podían equiparar, la muerte realmente se podía saborear en las papilas gustativas, las poseía contra su voluntad, era tan dolorosa la sensación que se sentía desvanecer. De repente notó un fuerte impacto en la cabeza, su cuerpo cayó como un plomo y su alma se alejó de aquel lugar infernal sin un rumbo fijo, durante esos efímeros instantes la leyenda urbana se hizo realidad y su vida pasó como una película por las tinieblas de sus ojos, su amada familia fue el último fotograma que quedó impreso en su retina, y por un instante dio gracias a dios por acabar con semejante sufrimiento, despidiéndose de este mundo con una sensación de absoluto descanso.
La respiración volvió a su cuerpo súbitamente y con ella la autoconsciencia se desperezaba, sabía que estaba ahí pero no se reconocía. Lo que le había resucitado era un aroma que le resultaba instintivamente conocido, inundaba profundamente sus fosas nasales buscando algo que estaba guardado en su cerebro. Y Poco a poco ese olor en forma etérea escarbaba en lo más recóndito de su espíritu y su memoria y con cada inhalación intentaba resucitar algo que le era al parecer vital. Es curioso como el simple aire puede estar cargado de tantas palabras invisibles en un código secreto que hablaba directamente con el alma, esa que cada persona va llenando a lo largo de la vida con cosas que a nuestra consciencia le resultan seguramente irrelevantes, pero que se quedan grabadas porque son esenciales cual piedra rosetta. La vida le volvía a cada célula con cada aspiración que tomaba con todas sus fuerzas, a medida que lo absorbía iba rescatando el secreto izandolo desde un abismal pozo. Por desgracia el oido y la vista estaban adormecidos. Poco a poco aparecieron pequeños retazos de imágenes incomprensibles, sin embargo intuía que esa mágica senda le era familiar, pese a no ver y oír, ese aroma le daba la seguridad de que aun sintiendose tan indefenso no podía correr ningún riesgo. Y de repente, como un relámpago la esencia encontró el mecanismo del recuerdo en su alma y aparecieron claramente unas palabras que resonaban una y otra vez en su mente, súbitamente el corazón se le inundó de felicidad, ¡ES LA TARTA DE MANZANA DE MAMA! .
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