El sabor dela infancia

El sabor dela infancia

Leonor envía al pueblo a su hija Nora con los abuelos y se queda con Diego,el hermano pequeño. La travesía  no es extensa.  Nora  en su imaginación  la bautiza como»la ruta de los sentidos».

Ha llovido, el olor a azahar se acentúa y la embriaga, Nora, aspira profundamente y siente  entusiasmo al pensar como será sorprendida esta vez.
La cocina  de su abuela es mágica. Nora disfruta plenamente al pensar en la  habilidad que posee haciendo chuletas a la brasa y rompiendo con  paciencia las finas ramas del naranjo, amontonadas bajo la parrilla. Se necesitan muchas ramas hasta asar la carne, Nora,, no ha vuelto a ver utilizar este método en su círculo mas cercano, mucho mas económico que meter carbón en la cocina.  La leña es mas rentable y  se puede aprovechar  para meter en un lado las ollas de barro y así cocinar los pucheros.

Al fondo en la alacena, en la parte de abajo es el lugar idóneo destinado a las tinajas, unas con aceite que utilizan de adobo con  frito de pollo y conejo y otras con aceitunas, cebolletas, pepinos conservadas en agua, sal y hierbas de la zona costera como la pebrella, a este condumio se le denomina salmuera muy abundantes en los pueblos alicantinos.

En las vigas de madera, cuelgan cantidad de mallas con melones que con el tiempo llegan al punto de madurez. Nora, disfruta en la cocina de su abuela la pasión por el frito de pollo, conejo y las chuletas de cordero con un poco de música y unas cortadas de melón.

Nora, asocia a los manjares de su abuela con su pasión por la lectura. Son dos sentidos entrelazados que le acompañarán el resto de su vida. Capitán Trueno, Alcázar, Pedrin y otros  son héroes que comparte con el alioli echo con amor y mezclado con chuletas y un buen pedazo de pan.

Nora recuerda un pueblo con pocos  habitantes.Varias noches a la semana echaban cine de verano. Dependía del señor cura pues el cine era propiedad de la parroquia.La abuela le tenía preparado su bocadillo de algo bueno y una pesetas. Se había convertido en toda una ceremonia. Era llegar de la calle, lavarse las manos, coger la bolsa del bocadillo y la llave de la casa. Salía como un cohete para no perderse el no-do.

 Nora, ahora adulta  sabe que las cocinas se han modernizado con el tiempo, en sus viajes a lugares donde parece que el tiempo se ha detenido ella se encuentra como antaño en su pueblo y cautivada por los sabores que le despiertan la exquisita  cocina. Son recuerdos adormecidos por el paso del tiempo.

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