Un gran caldero de barro en la finca de doña Esmeralda, testigo de aromas y sabores del pueblo de maracatumbo. Cocina comunal de tradición histórica. Hombres, mujeres y niños son deleitados por los indescriptibles sabores que atribuye a los alimentos aquel caldero de barro de poca higene y quebrantado ya por los años, al igual que su dueña. ella guardaba muchos secretos, pero no era capaz de darse a conocer al mundo directamente. La pocima del deleite culinario tenía parte de si, de quién era y conociera. Bruja o maga de la culinaria, alquimista de un gran laboratorio donde se desprenden un sin fin de olores, sabores y texturas que eran capaz de asemejar el mundo de una cucharada de sabor que más de una satisfacción momentánea sabía que ningún plato era igual por más que tratará de replicarse.
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