No nos hacen falta más emojis. Hemos estrangulado las palabras hasta el punto de escribir con caritas expresando emociones que ya ni podemos mostrar bajo nuestra mascarilla.
Tiremos nuestros móviles al vertedero y pongamos en plazas, parques, bares y terrazas un emoji con una cara fantasmagórica, mortecina. Alrededor de él, defecaciones diarréicas y en la boca esputos de pus y un termómetro a punto de estallar por la fiebre. Un emoji moribundo, ojeroso y con estertores de muerte….¡dejémoslo morir ya!
Descanse en paz.
¡Basta ya! Hemos suprimido la elocuencia verbal por la (des)inteligencia artificial.
yo claudico. Hasta esta convocatoria, ni siquiera sabía lo que era un emoji.
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