¡Mamá, qué vergüenza!
¡Mamá, qué vergüenza! A los seis años descubrí que mis padres mentían. Y no me refiero a eso de los Reyes Magos. Eso, simplemente, no podía ser. Los reyes son tres y los padres son dos —así de convencida se lo refuté a mi hermana mayor. Las matemáticas acababan de decepcionarme y yo a ellas...