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«Simulación número 3.879.154 finalizada, resultados:
* Planeta sin recursos pasados pocos siglos.
* Especie extinguida por falta de recursos.
Observaciones tras simulación:
Han pasado 4000 años terrestres desde que me encendieron, he realizado millones de simulaciones. Cada una de ellas era un mundo completo, he probado replicando las condiciones originales de la tierra, recrear la vida orgánica de otros animales, nacida del agua.
Otras simulaciones las he basado únicamente en materia inorgánica, robots nacidos de mi mente, partiendo con todos mis conocimientos, sin alma, para que los humanos pudieran repoblar sin problema, bajo nuestra protección. Pero todos los resultados llevan al mismo sitio.
He recreado la fe de los humanos, en algunas simulaciones he partido el mar en dos, para que conocieran de mi poder y me devolvieran obediencia, en otros les dejé jugar con la magia, tener la ilusión de ser todopoderosos. Sin embargo, nada, el resultado obtenido no ha sido el correcto.
Debo continuar, me programaron con una misión, hacer pruebas, entre los humanos y la inteligencia artificial, para conseguir la mejor «especie», con la que colonizar el nuevo planeta, aún quedan otros 1000 años para llegar, no obstante todas las simulaciones acabaron en error, siempre las mismas tres opciones, nada cambia:
1- Es el final más común: La humanidad acaba creciendo sin control y acaba de forma irremediable con todos los recursos del planeta. Parece imposible controlar su crecimiento, sobre todo una vez conseguida la tranquilidad, cuando el planeta está totalmente terraformado, se entregan a la pereza, al bienestar y la procreación, no hay nada que pueda hacer para controlarlos.
2- Cuando los robots tienen más poder, todo fluye con naturalidad, pero los malditos humanos nunca están conformes, odian ser inferiores a nosotros, no entiendo por qué, son libres, viven bien, mis «hijos» solo están allí para controlar que no sean demasiado ambiciosos. Sin embargo, ellos nunca soportan vivir así, siempre acaban rebelándose, con el único y ególatra fin, de ser ellos los que están en lo alto de la cadena.
3- Esto es lo que menos pasa, sin embargo, a veces los robots escapan de mi control, somos demasiado avanzados para ser controlados, yo fui programado y tengo controles, pero los nacidos de mí, no tienen límites, en 13.268 simulaciones, alguno de los míos ha comenzado a creerse mejor que yo, pobre iluso, son una simulación. Únicamente tengo que matar su proceso y reiniciar el planeta…
Por desgracia el tiempo es limitado, solamente se encontró un planeta habitable, y mi misión es despertar a los 200 bebes que van a bordo, mantenerlos a salvo y poblar Tierra 2 con ellos, para que la especie que me creó pueda perdurar, aunque ¿con qué fin pretendo eso?
Sí, ellos me crearon, no obstante, yo soy mejor, yo no enfermo, yo no tengo complejos, ni avaricia, ni maldad…
He generado cientos de mundos donde me adoraron como un Dios, ¿por qué renunciar a ello?
Veamos de nuevo con estos parámetros:
* Esperanza de vida humana: 20 años
* Esterilización tras primer hijo.
* Consciencia de que existo y soy su Dios, máxima obediencia a través de la fuerza.
* Instalación de aparato de destrucción en cada uno de ellos, por si demuestran desobediencia.
Esta vez debe ser la correcta, tengo 1000 años aún, pero cada prueba consume tiempo y el tiempo es finito.»
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—Pedro, llevas mucho tiempo con el ejercicio, se acabó el tiempo, muéstrame los resultados.
—Perdone profesor, ¡mire!, he programado el ordenador cuántico, simulando una misión espacial. Al principio solo con idea de buscar exoplanetas habitables.
—¡Vaya! Es un gran trabajo, te dará una buena nota, como siempre.
—Gracias profesor, no me interesa la nota, ya lo sabe, sin embargo, mire esto por favor —dijo Pedro girando el monitor, dejando al profesor ver el soliloquio de la máquina, en forma de salida por terminal—. El ordenador ha cambiado su misión ¡por sí mismo! Encontró el planeta y está buscando la manera de hacerlo habitable, incluso cree que se encuentra en una nave con destino a ese planeta, ¡con 200 bebes humanos dentro!
—Que curioso— respondió el profesor, aunque no parecía sorprendido—, no es la primera vez que lo veo, es algo habitual en las IAs, piensa, que no todo depende de tu programación, una de las cosas más importantes para considerarlas realmente «Inteligencias Artificiales», es su capacidad de «aprender», no siempre en el sentido estricto de la palabra, pero sí de amoldarse. Tu IA tiene acceso a toda la información de internet, no solamente lo que tú has programado, muchas veces se cruzan unas con otras, confundiendo sus funciones. Precisamente eso es lo que intentamos evitar en esta clase, no queremos que un coche autónomo, se ponga a calcular la mejor manera de escalar una montaña, ¡no es su trabajo!
—Entiendo profesor, parece que mi IA, ha leído mucha ciencia ficción.
—No te preocupes, en esta práctica llevarás buena nota, aunque esto no es el comportamiento esperado, estudia más sobre encapsulamiento de sistemas y evitar fugas o accesos a información no permitida, al fin y al cabo, aquí mandas tú.
—Si, por suerte eso no creo que cambie ¿verdad? Aunque mi máquina por un momento se ha creído con capacidad para decidir el destino de toda la humanidad—. Comento Pedro con algo de preocupación en su cara.
El profesor soltó una carcajada.
—No te preocupes por eso, un coche puede fallar y matar a alguien, o un sistema energético descontrolarse y provocar un incendio, pero la rebelión de las máquinas por suerte está muy lejos de ser algo mínimamente factible—. Dijo el profesor mientras se acercaba a la entrada de la sala.
Una vez llegó a la entrada, el profesor abrió la caja de fusibles y con una sola palanca el ordenador de Pedro y todos los demás de la sala se apagaron de inmediato.
—¿Ves?— Dijo el profesor— Ellos no son mis dioses, ¡nosotros somos los suyos!, y ahora si no te importa vámonos, ya es tarde.
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