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un día más al servicio de una máquina que construimos, enfangados en el dorado de los bits que nos prometieron, someter nuestras emociones al sistema binario, nuestros caracteres, nuestra diversidad, y medirnos el alma. Ahora el paraíso está en la nube, pero en servidores terrenales, bajo bunkers construidos para otra guerra, de donde nos drenan la vida. Es usted un buen cliente? indice de impulsividad de 57, perfecto, véndanos su madre y le regalamos unas gafas de realidad virtual para ver su familia y amigos.
Víctimas de la eficiencia, de la aprobación, del status…hemos entregado a las máquinas el santo grial de la manipulación, una especia pedagogía del oprimido en Python, solo que para nosotros mismos.
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