El príncipe intolerante.

¿Por qué la mujer, tradicionalmente, ha tenido un papel tan encorsetado en los cuentos? El relato trata sobre la historia de un príncipe de cuento, que descubre de manos de unos personajes muy querido por todos los lectores, el verdadero valor de la igualdad. 

Un príncipe azul de cuento de hadas, desteñido de ánimo, paseaba por “Nunca Jamás” a la búsqueda de una cara amiga para compartir su desventura, sabedor de que le ayudaría a superar sus problemas. Lo que desconocía es que resolvería uno distinto.

Tuvo la fortuna de encontrarse con los más célebres habitantes del lugar: Wendy y Peter.

El príncipe no les ocultó el odio que sentía por las princesas que trabajaban, como él, para la gran multinacional del entretenimiento infantil.

—¡Cenicienta es una desagradecida! Gracias a mí salió de una vida de servidumbre, y todo por bailar medio vals y por meter el pie en un zapato de cristal —dijo el príncipe—. Blancanieves, una liberal —prosiguió—. Yo la desperté con mi beso del sueño que la tenía presa y me ha dejado, ¿qué pensará la gente de una chica que vive con siete enanos mineros? Por no hablar de Bella; le di todo lo que una mujer puede desear: Trajes, sirvientes, bailes, una mansión. Se ha vuelto a su pueblo a trabajar en la biblioteca ¡Qué desfachatez! Nunca encuentro el amor, al final de todas mis historias, y siempre fuera de plano, soy rechazado.

Tras pasar el día quejándose, el príncipe guardó silencio y la luna asomó sus afiladas frente y barbilla entre las nubes.

—No puedes tomar posesión de una mujer nunca; haber bailado con ella un vals, haberla besado o haberle dado todos los caprichos que crees que desea, no la hace tuya. La mujer solo es suya, es libre —dijo Peter.

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