Viva sin alma

Algunos cuentos son inventados por personas y otros son contados por la misma persona. Este es mi cuento, esta soy yo.

Tengo el corazón tan roto como el aire que se puede respirar en el cementerio. Tengo la mirada más vacía que una casa que acaba de pasar el proceso de mudanza.

Había una vez una niña tan normal y corriente… aunque no sabía lo que estaba a punto de sucederle. A la edad de los 6 años presenció la muerte de su abuelo, a los 10 años la de su padre, a los 14 años la de su otro abuelo, un año más tarde perdió a su mejor amiga y a los 19 años a su abuela. Poco a poco empezó a perder esa humanidad que tenía y durante todos esos años no mostró ningún tipo de dolor, pero por dentro estaba más rota que un corazón sin vida. Con el paso del tiempo aprendió a no sentir dolor e incluso se convirtió en una persona sin corazón ni alma. Esto acabó cuando su mejor amigo, la única persona que pensaba que iba a ser eterna, decidió dejarla atrás y no hablarle nunca más. Fue ahí cuando ella volvió a llorar y sentirse humana. Pasados 3 meses desde ese ese suceso, ella no ha vuelto a llorar ni mostrar su tristeza a nadie y duda que algún día vuelva a ser como era antes.

Ella no es de nadie y duda que algún día sea de alguien, pocas veces es feliz de verdad, ella está rota, vive sin apenas aspiraciones, escribe para desahogarse y mira todos los días al cielo imaginándose a todas esas personas sonriéndola.

Ella soy yo; yo soy ella.