Un día siendo yo una niña llegué enfadada a mi casa. Había reñido con mi mejor amiga. Notando mi padre que venía algo contrariada, me preguntó por el motivo de mi disgusto, a lo que yo contesté: «le enseñé a mi amiga Paula mi álbum de “vida y color” con la colección de cromos que ya he completado y cuando vio que tenía repetidos los que ella necesita para completar el suyo, me ha dicho que se los dé; yo le he dicho que se los daré pero con la condición de que me dé a cambio su bolígrafo de cuatro colores. No ha querido porque dice que es un regalo. Ahora no sé qué hacer».
Entonces mi padre me dijo que me contaría un cuento para que yo reflexionara sobre lo sucedido y tomara la decisión más correcta.
Después de oír la historia que me contó mi padre corrí a llevarle los cromos a mi amíga, pero sin pedirle nada a cambio.
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