La Pantaruja

Margarita y Cipriano, nacidos en el municipio de Alburquerque, provincia de Badajoz. Solían contar mis abuelos, la célebre historia del pueblo. ¡La Pantaruja! Llegada la noche, pocas eran las personas que se atrevían a pernoctar por aquellas callejuelas. Puertas y ventanas cerradas a cal y canto y un silencio sepulcral, llegaba a helar el alma. De fondo un yermo terreno, donde la vida no florece y un alumbrado tenue y escaso. De repente, un ser ataviado con una túnica hasta los pies de aspecto fantasmal, porta un cirio para allanar su camino. Con una capucha, no muestra su rostro, ni pies. Prosigue rumbo fijo hacia la nada. Cualquiera que se topara en su camino, era pasto de la más profunda desesperación y el terror. Alma en pena, seres de otro mundo con cuentas pendientes. Jamás se supo la verdad de aquellos seres. Se decía incluso que tenían una misión por cumplir, habían regresado del más allá por una penitencia o promesa incumplida en vida. Historias muy arraigadas en el subconsciente colectivo. Mis abuelos ya fallecidos, contaron esa historia hasta el final de sus días.