Había tenido que comprar una entrada para poder pasar pero, después de meditarlo un rato, decidió arriesgarse. Gastar las últimas monedas que tenía para perseguir algo intangible parecía una locura…nadie lo entendería y por ello fue al andén solo, sin decirselo a nadie. Allí podría conseguir lo que llevaba tiempo buscando, y quizás, cambiar su suerte. La compensación económica si salía bien le permitiría un respiro, y la tarea parecía sencilla; allí había muchas posibilidades, hacía tiempo que observaba aquel sitio, las idas y venidas de la gente, de los niños, las prisas, las despedidas, risas y llantos amargos, maletas por todas partes…le encantaban las estaciones de tren, eran sitios donde se palpaba la vida y te contagiaban esa energía de movimiento y fugacidad. Allí podría obtener lo que buscaba, un momento, un instante único que inmortalizaría con la Canon. Tenía muchas posibilidades en el concurso de fotografía de retrato que organizaba su escuela había trabajado mucho y estaba desesperado…no tenía nada que perder, hacía escasos minutos que se había desprendido de lo último que le quedaba. Desde el andén veía pasar a la gente a su alrededor…solo era cuestión captar el momento.

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