Transbordo

No tiene 40 años pero camina como un anciano. Desarrapado, poco pelo, sin afeitar. Baja la escalera con vértigo. Mira sin ver. Esta segura que ni siquiera se fija en ella, cuando le observa desde el andén. Parece cansado. Hoy tampoco se ha cambiado de ropa. 

Le diría tantas cosas…

Pero ella no sabe que un día al volver a casa se encontró una nota de su mujer que le dejaba. Cuatro palabras y una coma: «Me marcho, lo siento». Diez años en media línea.

De hoy no pasa, piensa mientras camina. Le preguntará por qué nunca sonríe y por qué lleva el mismo jersey. Pero la línea esta cortada. No puede dejar de verle y corre en dirección opuesta. Hará transbordo.

A los pocos minutos percibe a su espalda un olor a aftershave que empalaga, y escucha una voz que le pregunta: -¿Me buscabas? -.

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