Por fin habían  llegado, pronto estaría sumergida en su sueño. Podía oír el bullicio de la estación, pero Pepa no estaba allí, su cabeza volaba, pensó;”María y yo, recorreremos primero la Plaza Mayor, pasearemos en barca, patearemos toda la ciudad y al fin el Teatro Real». Vamos Pepa -dijo- su hermana. Desde el andén veremos llegar nuestro tren. Aunque se llevaban diez años entre ambas nadie lo diría, su madre, siempre les decía; “Son mis niñas gemelas, gemelas con diez años de diferencia”, y ellas reían. ¿Aún no llega María?, -pronto, no seas vehemente Pepa. No has olvidado los pases, verdad, no te preocupes Pepa y deja de moverte que hoy estaremos ambas en el Teatro Real, y no nos perderemos el ballet de tus sueños y mañana, quizás seas tú la primera bailarina…Y tú,- bailas también como yo. -Ya veremos.

El sol de otoño brillaba con fuerza, todos parecían tener prisa, la niña que lloraba junto a su madre, la pareja del fondo que se deshacía en besos y caricias, la señora del paraguas verde. El sonido del tren cada vez más cercano. Los ojos soñadores de Pepa volaban por el espacio y el tiempo. Mientras el tren llegaba…

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